Dilenia Cruz
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Periodista.

Desde muy temprana edad fui muy unida y hasta dependiente del afecto y los cuidados de mi abuela materna.  Siempre que pude estuve en sus faldas, lo que me permitió escuchar sus pensamientos y reflexiones sobre diferentes aspectos de la vida y la muerte. 

 Mi abuela siempre fue una mujer enérgica y emprendedora que ponía buena actitud ante cualquier situación; se forjó así por las experiencias a las que estuvo expuesta desde pequeña.   

Perdió a su padre a muy temprana edad.  A los pocos años de casada y con tres niños muy pequeños, cuidó a su madre moribunda; no muchos años después tuvo que enterrar a su esposo, y así su vida estuvo cargada de pérdidas y viajes al cementerio. 

Siempre la escuché decir que no quería estar en una cama largo tiempo.  No quería ser una carga para sus hijas.  Ese fue su deseo siempre.  Casi a los 80 años de edad se rompió el fémur por segunda vez y fue hospitalizada.  La cirugía no fue realizada a tiempo, y su ánimo y su salud se fueron deteriorando.  Un mes después ella murió en el hospital. No pudo despedirse de todos.  No pudo cumplir sus deseos. 

Actualmente, en el estado de Rhode Island hay un firme compromiso para evitar que estas despedidas ocurran de un modo tan poco deseado. Cuando una persona llena su Poder Legal por tiempo indefinido para los cuidados de Salud, facilita que sus deseos puedan ser respetados y honrados al final de sus días.  

Todos sabemos que hay un día destinado para partir, y para poder hacerlo en nuestros propios términos debemos elegir a un apoderado o representante legal, una persona de nuestra confianza que pueda hablar por nosotros cuando estemos impedidos de hacerlo, pero además debemos comunicarnos con nuestros seres queridos y personal médico para asegurarnos de que entienden nuestros deseos para esos últimos momentos. 

No siempre resulta fácil iniciar este tipo de conversación, en especial en algunas familias donde han ocurridos situaciones muy difíciles relacionadas a la partida de algún ser querido.  Para ayudar a las comunidades hispanas a aprender cómo empezar la conversación con sus seres queridos, Progreso Latino en coordinación con HealthCentric Advisors, Care New England,  Improving End of Life Care Rhode Island Coalition,  The RI State Council of Churches y VNA of Care New England ofrece dos foros gratuitos en su local en el 626 Broad Street, Central Falls, RI. 

Las experiencias personales de algunos pueden ayudar a otros a tener una visión más clara para sus casos particulares e incluso orientar para tomar las decisiones propias en distintas circunstancias.  Es por eso que durante esos dos encuentros los asistentes conocerán y podrán compartir experiencias de vida, las cuales les han marcado para hacerlo mejor.   

Las personas interesadas en participar en uno de los foros: martes 29 de mayo a las 5:30 de la tarde o jueves 31 a las 9:00 de la mañana, pueden reservar sus cupos por teléfono, llamando al 401-728-5920. También pueden registrase en línea en: http://bit.do/egqSZ.  

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Julia Norma Rodríguez
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Comunicadora.

La percepción, la cual nos llega en el instante mismo en que nos introducen con una persona, o que nos encontramos con ella de manera casual, nos lleva a formarnos ideas, construir perfiles y hasta enjuiciar; algunas veces por simplemente intercambiar dos palabras, creemos, sin realmente conocer, su verdadero sentir, sus vidas. 

 Últimamente me ha dado por leer  las biografías, escuchar cómo ha sido la vida de gente que probablemente hemos tratado por años pero que no  conocemos realmente y, -¡oh sorpresa que  me he llevado!,- y no me refiero a la vida de artistas o políticos famosos, sino a gente como tú  o como yo. Nos quedamos muchas veces cortos y otras veces sobrevaloramos; nos dejamos llevar de la simple apariencia, que definitivamente es  la que menos suele hablar claramente. Conocer a profundidad a alguien es difícil, complicado  y muy complejo; cuesta que la gente abra su corazón, tiempo, lugar, espacio,  todo esto, más ser la persona indicada para escuchar, no siempre coinciden.  

Hay quienes muestran facetas falsas de su persona con el propósito de conseguir “cosas”; aquella segunda intención, que se oculta tras una apariencia de sinceridad. Otros, por el contrario, esconden sus bondades bajo el lema “los resultados son hechos que  hablarán por si solos”.  Los caribeños solemos decir, en el buen sentido de la palabra, “debajo de cualquier yagua vieja se esconde tremendo alacrán”. Una cosa sí tengo claro, hay mucho más gente buena que mala.                                                        

En la estación radial Power102.1 FM y la siempre Poder1110 AM, donde tengo la fortuna de laborar como comunicadora, se lleva a cabo una campaña, durante todo el mes de mayo cuando la mayoría de países celebran “Las Madres”, dando a conocer testimonios de hijos/as para honrarlas, muchas historias al descubierto, impresionantes dramas, tan intensos que nos sacan lágrimas. Dejan de ser señales sensoriales  y pasan a ser crudas realidades, vividas por sus propios exponentes que terminan en grandes éxitos, “caras vemos, historias no conocemos…”.  

Entre madres, graduaciones y música transcurre la primavera, muchos buenos sentimientos desbordados además en la esperanza que renace en cada hogar al inscribir sus retoños en las universidades, seguida por esas despedidas con sentimientos encontrados.   

El  PVDFest se estará celebrando durante cuatro días, como cada año del 7 al 10 de junio en  Providence, Rhode Island, pretendiendo romper Records Guinnes en algún renglón (propiamente bailadores de bachata). Muchos son los visitantes que tendremos en nuestra bella ciudad, así que no te lo pierdas, la mitad del tiempo estará dedicada, como cada año, a nuestra cultura. Concha Buika, cantante, es una de las estrellas invitadas, la mallorquina y su profundo acento flamenco se presentará el sábado 9 de junio en el Festival. Famosa en varios géneros como Jazz, R&B, Fusión, Electronic, Reggae, African Sound, Ragga, Afrobeat, Gospel y Flamenco,  Concha Buika nació en Palma de Mallorca, España, de padres de Guinea Ecuatorial. La cantante mallorquina ha sido ganadora de discos de oro por el álbum “Mi niña Lola”; Latín Grammy Awards 2010, al Mejor álbum tropical tradicional por “El Último Trago”, entre muchos otros premios importantes de la música. 

“Vivir no se posterga”. “El que ama protege”. Seguimos en Orden Divino.  ¡Hasta un próximo encuentro! Mi correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.; twitter: @jnormarodriguez; Instagram: @jnormarodriguez, y en Facebook: Julia Norma Rodríguez.  

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Anyi Espinal
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Una vez que lo tenía en toda la cabeza, comenzó a estirar mi cabello poco a poco y pude ver que estaba funcionando. Mi corazón latía más rápido. Me dije a mí misma: “tienes que lidiar con la picazón, tienes que lidiar con el dolor, solo mantente enfocada en lo hermosa que te verás".

La gurú del pelo dividió mi cabello en secciones más pequeñas y luego me mostró un recipiente con una crema blanca en el interior. Me dije, “llegó la hora de la verdad. Esta es la poción mágica”. Parecía tan inofensivo, hasta un bebé podría jugar con esa crema y arreglarle las greñas a toda una familia. Ella comenzó a aplicarlo a cada sección de mi cabello; recuerdo que mi corazón palpitaba tan rápido porque tenía mucho en juego.

Cuando una de las secciones inferiores comenzó a picarme, ella lo vio en mis ojos y preguntó, “¿Ya te está picando?” rápidamente dije: “No, estoy bien, solo estaba pensando en algo”. Ella respondió como si me creyera, pero ahora sé que entendió los efectos de la poción y lo que esta necesita para trabajar. Una vez que lo tenía en toda la cabeza, comenzó a estirar mi cabello poco a poco y pude ver que estaba funcionando. Mi corazón latía más rápido. Me dije a mí misma: “tienes que lidiar con la picazón, tienes que lidiar con el dolor, solo mantente enfocada en lo hermosa que te verás, en papi, en ‘sácame este infierno de mi cabeza”, pero no dije nada. Ella finalmente dijo “está listo, vamos a sacarlo”, y todo el mundo se cayó de mis hombros, pensé, “se acabó”. Me equivoqué.

Cuando el agua tocó mi cuero cabelludo, quise gritar de dolor. No podía entender si todavía tenía cabello, pero su voz tranquilizadora decía: “Guau, tu cabello salió hermoso, Anyi, vas a quedar bella, ahora eres una señorita”. Palabras mágicas; ya no me importó el dolor. Entonces, dijo “esto va a picar un poco, pero es parte de la limpieza”, cerré los ojos porque esta era la primera vez que dijo que algo iba a doler. Al echarme el líquido transparente en mi cabello pensé que había ido al cielo y al infierno un par de veces. El olor a huevos podridos se apoderó de toda la habitación sin piedad, tensé toda mi cara, y dejé de respirar porque sentía que ya no podía salvarme.

Dos horas más tarde, luego de lavado, rolos, y secador, la niña había desaparecido por completo. La joven en mí apareció en su lugar. Mi pelo lacio cayó aproximadamente cinco pulgadas debajo de mis hombros. Eso fue increíble. Nos miramos y sonreímos. En sus ojos, pude ver el amor, la gratificación, el logro y la aprobación. No creo que nadie fuera de mi familia me haya visto así antes. En ese momento, quería que fuera mi madre, quería que ella me cuidara, con ella sentí como si estuviera en la cima del mundo.

Al salir del salón sentí la brisa que deslizó mi pelo lacio hacia mi rostro lo que provocó que tuviese que tocarlo y devolverlo a la posición vertical. “Guao!”, me dije otra vez, “nunca hubiese hecho esto con mi pelo malo, que no se movía con la brisa”. Por unos largos segundos sentí que todos los habitantes de Villa, los pasajeros a motocicleta se detenían a verme, me miraban con ojos de amor. Sentí que el mundo finalmente me miraba y por primera vez me sentí bella. Al cruzar la calle, mis ojos se encontraron con los de mi madre quien me esperaba al otro lado. Abrió sus brazos y mientras me abrazaba, decía: “Te ves tan linda mi hija que tu padre estará tan sorprendido de verte toda una señorita”. 

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Anyi Espinal
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Al llegar a este país, sola, a los 17 años, comprendí muchas cosas que nunca me enseñaron en el colegio. Aquí se rompió la idea de los grados de colores dominicanos, ya aquí no soy india clara o "javá", aquí soy negra. Esta realidad de inequidad me llevó a investigar mi origen y el por qué me habían inculcado el miedo a lo negro, el miedo al haitiano

Este lunes 12 de marzo surgió un video desde la provincia de Pedernales, en República Dominicana, donde aparecían un sinnúmero de personas caminando por las calles de ese pueblo advirtiendo a haitianos que radican en ese lugar que en un plazo de 24 horas desalojaran el área, o se abstenían a las consecuencias.

 Este video llegó a mí por medio de grupos en WhatsApp que denunciaban la acción y exhortaban a orar. Mi reacción inmediata no fue tan pasiva. Escribí que además de orar, había que conectarse con la gente en Pedernales y a nivel nacional para evitar que se repitan historias oscuras de nuestro pasado. Era evidente la diferencia de opiniones entre quienes analizábamos la situación, tanto los que residen en República Dominicana, como quienes vivimos en el extranjero. Esta es mi versión del porqué estas opiniones sobre la migración están tan dividas.

Como dominicana nacida y criada en Santo Domingo la problemática haitiana era como un tema incómodo e innecesario. Yo no soy haitiana, entonces qué me importa a mí. Los haitianos que veía o conocía realizaban diferentes oficios, que iban desde vendedores ambulantes hasta profesores del sistema escolar, como lo fue mi profesor de francés en el colegio que era mi imagen positiva sobre estos.

Al llegar a este país, sola, a los 17 años, comprendí muchas cosas que nunca me enseñaron en el colegio. Aquí se rompió la idea de los grados de colores dominicanos, ya aquí no soy india clara o "javá", aquí soy negra. Esta realidad de inequidad me llevó a investigar mi origen y el por qué me habían inculcado el miedo a lo negro, el miedo al haitiano. Comprendí el legado trujillista del cual nunca hablamos en ninguna clase o conversación familiar. De verdad, ¿piensa el dominicano que estar bajo una dictadura de 31 años con un presidente que denotó la inferioridad negra no tiene consecuencias físicas y mentales?

No es un secreto para nadie que el gobierno dominicano es el más beneficiado de la inmigración indocumentada de haitianos y de su mano de obra, utilizada, principalmente, en las labores agrícolas y la construcción. En todo esto, el gobierno hace poco para hacer cumplir las leyes migratorias.

Somos un pueblo de gente buena, trabajadora, de fe religiosa y familiar. Promover violencia y cualquier maltrato a haitianos por habérseles permitido emigrar al país sin documentos no es la solución. Nuestra lucha es darle un ultimátum al gobierno dominicano y sus partidos de competencia para que creen leyes migratorias más justas y que las cumplan.

Llama a tu familia y amigos en República Dominicana y diles que además de tu voto y remesas, tienes voz en el asunto y estás en contra de la violencia hacia el haitiano. Hazles saber que tú, como inmigrante, no estás de acuerdo con que saquen a nadie a golpes. No permitas que tus familiares frustrados con razón, se ensucien las manos de sangre.

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Gonzalo Cuervo
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La más reciente edición de la revista Rhode Island Monthly contiene un artículo sobre la comunidad franco-canadiense en el estado a principios del siglo veinte. Para aquel entonces, esta comunidad inmigrante, enfocada en la ciudad de Woonsocket, constituía la mayor concentración de franco-canadienses per cápita en todo el país. Resulta interesante comparar la historia de esta comunidad con la nuestra en la actualidad.

Los franco-canadienses comenzaron a llegar a finales del siglo diecinueve. Llegaban con la intención de trabajar una temporada, reunir un dinerito y regresar a su tierra natal. Hablaban francés y vivían su vida en un entorno completamente aislado de la cultura norteamericana. Asistían a misa en francés y enviaban a sus hijos a escuelas católicas bilingües para que no perdieran el idioma. Como era de esperarse, esto les resultaba escandaloso a muchos norteamericanos de la época. Acusaban a estos inmigrantes de ser sediciosos y rehusar la asimilación norteamericana.

Sin embargo, un siglo después, resulta casi imposible encontrar aquí a un gringo de ascendencia franco-canadiense que sepa más de dos o tres frases en francés. La asimilación los venció. Al igual que todos los grupos inmigrantes, incluyendo a los irlandeses y los italianos que llegaron en el siglo diecinueve, sus raíces familiares se fueron arraigando aquí con la llegada de hijos y nietos. Inevitablemente el sueño de regresar a su patria pasó a ser una fantasía utópica. El movimiento sindicalista comenzaba a cobrar fuerza y poco a poco estos obreros fueron entendiendo la necesidad de exigir mejores condiciones de trabajo. Esto requeriría organizarse en grupos políticos y crear coaliciones que se extendían más allá de su comunidad étnica. La importancia de conservar la identidad y los valores ancestrales pasó a un segundo plano. Ahora lo importante era asegurarles un mejor futuro a sus hijos y nietos.

La comunidad latina de Rhode Island tiene poco más de medio siglo de presencia significativa en el estado. Al igual que los grupos inmigrantes anteriores, también llegamos en gran parte con la intención de trabajar una temporada y regresarnos. Hemos conservado nuestra identidad y nuestro idioma. Claro está, en nuestro caso la llegada continua de nuevos inmigrantes latinos y los avances tecnológicos lo hace más fácil que en aquel entonces. La internet, las telecomunicaciones y los pasajes aéreos relativamente económicos, todos conspiran para que mantengamos nuestra identidad firmemente arraigada a pesar de llevar años y hasta décadas por acá. Aun así, la asimilación no se detiene. Nuestros hijos y nietos son, y serán cada día, más gringos, y nuestras raíces cada día más profundas y arraigadas.

Esto se ve reflejado en nuestra creciente participación política. Ya son veinte los oficiales electos latinos en nuestro estado y muchos más los interesados en ocupar escaños.

Un caso interesante es el triunfo en Pawtucket de la senadora estatal Sandra Cano. Esta joven, de ascendencia colombiana, ha escalado exitosamente en la política local de una ciudad donde los latinos no somos mayoría ni numérica ni política. Esto presenta un cuadro interesante pues, hasta la fecha, nuestros logros en materia política se habían centrado principalmente en poblaciones y distritos donde somos mayoría. En cambio, Cano llegó al Senado gracias a un electorado mayormente blanco y de edad avanzada; sin duda algunos de ellos de origen franco-canadiense. ¿Cómo lo logró? Aparte de ser una persona carismática e inteligente, pudo demostrar que su capacidad de trabajo trasciende fronteras.

El ejemplo de Cano es importante pues, con cada año que pasa, importa menos que seamos colombianos, dominicanos o guatemaltecos. También nuestra comunidad se esparce cada día más en el estado, más allá de las tradicionales zonas urbanas. Al igual que los franco-canadienses, la importancia de conservar la identidad y los valores ancestrales va pasando a un segundo plano ante la urgencia de asegurarles un mejor futuro a nuestros hijos y nietos que son, irremediablemente, "Rhode Islanders" de pura cepa.

Estamos entrando en una temporada electoral histórica para Rhode Island. Sin importar en qué parte del estado vivimos, podemos tener una gran incidencia en los resultados electorales y, por ende, en la toma de decisiones que impactarán el futuro de nuestras familias. O podemos optar por no hacer nada y dejar que otros decidan por nosotros. ¿Qué prefieres?

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Anyi Espinal
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Esperé ese momento por mucho tiempo. Por fin alisarme! Había pensado en las chicas de la escuela con su hermoso cabello lacio y cómo los chicos siempre les prestaban tanta atención

Cuando tenía trece años, mi madre me dijo que mi padre venía de Nueva York a verme. (Mis padres se divorciaron antes de yo nacer). En ese momento, me di cuenta de que no podía recordar la última vez que lo vi. Mi madre hizo que pareciera como que el mismo Jesús bajaba del cielo y por lo tanto necesitaba estar emocionada.

Comencé a preocuparme por lo que mi padre pensaría de mí una vez que me viera, no tanto por mi personalidad porque sabía que tenía carisma, sino más por mi físico. Quería que él me mirara y viera una chica hermosa, una que tal vez no tenga el corazón para abandonar otra vez. Le dije a mi madre que esta era la oportunidad perfecta para desrizarme. Esperé ese momento por mucho tiempo. Por fin alisarme! Había pensado en las chicas de la escuela con su hermoso cabello lacio y cómo los chicos siempre les prestaban tanta atención. También pensé en convertirme en mujer y en mostrar mi feminidad al mundo que me rodeaba, el cual parecía no darse cuenta.

"No más “jalones de moño” me dije, no más treinta minutos desenredando este pelo malo. Incluso los días que me tocaba cantar en la iglesia y mi madre ponía mi cabello en la tabla de plancha y lo planchaba como una arrugada camisa de lino, en el transcurso del viaje en autobús a la iglesia se convertía en un gran pajón con vaselina, el cual me causaba vergüenza. Mi madre, al ver mi emoción, la posibilidad de que pudiera sentirme tan bien conmigo misma, pensó que no iba a tener tiempo para aferrarme a la reaparición de mi padre y su desaparición en el futuro; dijo que sí. En ese momento ella estaba a cargo de la bodega de mi hermano en la calle principal y concurrida de la provincia de San Cristóbal, en la República Dominicana. Durante todo el horario laboral, la bodega estaba llena de trabajadores y distribuidores comprando café y picaderas. En frente de la bodega vivía una peluquera, amiga de mi madre, que era conocida por ser una gurú del cabello; el tipo de estilista que sabe todo lo que hay que saber sobre pequeños rizos enojados e indomables, como el mío.

Mi madre me ayudó a cruzar la calle y ahí estaba Anyi, de 13 años, tan ansiosa por conseguir el pelo liso con el que había estado soñando. La dueña del salón comenzó a preguntarme sobre mi emoción, ya que ella había tenido muchas otras chicas en esa silla y sabía que sostenía la varita mágica que iba a cambiar mi vida para siempre. Para mí, ella era exactamente eso, la persona que estaba a punto de hacer que la princesa dentro de mí se revelara a sí misma. Le dije a mi gurú que venía mi padre y quería lucir absolutamente bella para él. Ella estuvo de acuerdo e indicó que, sin lugar a dudas, cuando terminara conmigo iba a ser la chica más hermosa de Villa Altagracia.

Facebook: M Anyi Espinal

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Dilenia Cruz
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Periodista.

Cuando queremos comunicar nuestras ideas, nos gusta ser escuchados de manera efectiva, con atención y sin prejuicios.  Sin embargo, cuando se invierten los papeles y somos quienes escuchamos a otros, no siempre respectamos los parámetros que deseamos para nosotros mismos. 

Una comunicación efectiva entre parejas, compañeros de trabajo,  políticos o religiosos debe seguir algunas reglas entre las que se cuentan: escuchar activamente.

Si nuestra meta es ser exitosos como padres, esposos, profesionales o en cualquier otra disciplina, entonces debemos serenar nuestras emociones y reentrenar nuestro cerebro.

Tanto en una conversación amistosa como en medio de un conflicto,  las prácticas contemplativas  que ayudan a la escucha activa son herramientas invaluables para más posibilidades de lograr el objetivo deseado.  

Si despertamos nuestra autoconciencia y la sensibilidad, podremos comprender los significados ocultos entre las palabras.  Cuando captamos los sentimientos,  podemos responder con mayor certeza a nuestro interlocutor; sea niño o adulto, profesional o analfabeto, amigo o enemigo.

Para transformar los hábitos sociales disfuncionales que nos impiden escuchar activamente necesitamos fortalecer nuestra capacidad como oyentes.  Para ello hay varias herramientas a utilizar.

 Parafrasear o resumir lo que cree que escucha y llama su atención para estar seguro que es lo mismo que su interlocutor quiere expresar.  Reflejar el estado  emociona y mostrar que usted sabe cómo se siente esa persona.  Validar es la tercera herramienta con la cual usted acepta aunque no esté de acuerdo. 

Tras estos pasos usted tiene la oportunidad de expresar sus puntos de vista y opiniones de manera más sopesado.

De su parte, la otra persona estará más comprometida para escuchar con más calma, atención y respeto sus comentarios, y podrá verlos más como aportes y no como ataques. Esa persona se sentirá más valorada y en consecuencia estará más abierta a llegar a un acuerdo o a seguir sus recomendaciones.

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