CENTRAL FALLS, RI.- Agobiado por los problemas, atormentado por la difícil situación económica del país y destrozado por las secuelas de un divorcio, Abraham Hernández, originario de Bonao, capital cabecera de la provincia Monseñor Nouel, en República Dominicana, tomó la decisión de dejar su familia, su negocio y su tierra para salir en busca de un mejor futuro.
Así inició la travesía más peligrosa y triste de este talabartero dominicano hace 25 años, para llegar a los Estados Unidos. “Vine a los Estados Unidos cruzando fronteras. Primero llegué a Panamá, pasé a Costa Rica, luego Guatemala y de ahí a México hasta que pude cruzar a este país”, relata Abraham, propietario de la talabartería y zapatería Tony’s Shoe Services, ubicada en el 781 Broad Street, en Central Falls.
El artista del cuero manifiesta que tenía 39 años cuando, junto a un grupo de inmigrantes de diferentes nacionalidades, inició esta travesía, un recorrido que dice no se lo desea a ningún ser humano.
“En el trayecto pasé hambre, frío y de tanto caminar, boté las uñas de los pies. Pasaron seis meses antes de llegar a este país” rememora Abraham. “Éramos 70 personas, pero solo llegamos 17. En ese viaje perdí a un amigo que se ahogó en Rio Bravo, en Matamoros. El era de Bani y solo tenía 22 años de edad”, aduce con la mirada perdida en sus dolorosos recuerdos.
Relata que al cruzar a Texas, luego de cuatro días caminando, lo arrestaron, pero sus pies estaban tan destrozados que en vez de apresarlo, fue llevado a un hospital.
Pero la pesadilla aun no había terminado, apunta, y tras pagar una fianza de 1,500 dólares, fue dejado en libertad, para iniciar su peregrinaje rumbo a Nueva York, donde se reuniría con una hermana, quien al poco tiempo, lo echó a la calle.
“No tenía donde ir. Dormía donde me cogiera la noche: en el tren, en un banco, un parque, en la calle. Así estuve algún tiempo, deambulando, sin familia, sin dinero y sin un techo donde vivir”, cuenta acongojado Abraham.
Refiere que fueron tiempos extremadamente difíciles. Meses en los que su vida tocó fondo. “Viví situaciones difíciles, vi muchos abusos e injusticias. Pasaba horas sentado en los bancos de los parques y las aceras, sin trabajo ni documentos, con hambre, solo esperando que alguien votara las sobras de su comida a la basura para poder comer. Fueron los meses más largos y difíciles de mi vida. Los más tristes que recuerdo hasta el momento”.
Y no obstante su terrible realidad, Abraham nunca perdió la fe. “Gracias a mi fe en un Dios fuerte y poderoso, hoy mi historia es otra. Un ex cuñado me trajo a Rhode Island, donde no solo conseguí empleo sino también el amor de mi vida y el anhelado sueño de tener mi propia talabartería”.
Tony’s Shoe Services ha sido su sustento y por muchos años también fue su hogar. “Dormía aquí porque no tenía donde ir, y me pasaba más de 15 horas diarias trabajando. Y un día, unos policías que patrullaban el área, llegaron al negocio y me preguntaron qué estaba haciendo. Les mostré las sillas de montar a caballo, correas y maletines que yo hacía, y se quedaron sorprendidos. Me dijeron que una persona que tenía ese talento, no podía pasar desapercibida; y para mi sorpresa, al día siguiente, llamaron al periódico Providence Journal y ellos me entrevistaron. A partir de ese día nunca más faltó trabajo en mi taller”, puntualizó Abraham Hernández, mostrando con orgullo el recorte de esa entrevista, enmarcada y colocada en una de las paredes de su negocio.
Abraham Hernández: De indigente a empresario
Typography
- Smaller Small Medium Big Bigger
- Default Helvetica Segoe Georgia Times
- Reading Mode