PROVIDENCE, RI.- Si usted escucha el nombre Mitsuhisa Nishio, puede que usted no sepa de quién se trata, en cambio, si oye decir “El Ninja”, de inmediato haría la conexión con el célebre chef dominico-japonés que se ha hecho famoso con sus espectaculares platos, producto de la fusión entre las gastronomías nipona y caribeña.
Nacido en Constanza, República Dominicana, de padres japoneses, el Chef Ninja ha acumulado una larga experiencia trabajando en restaurantes en distintas partes de Estados Unidos, donde sus platos han sido degustados y aclamados por un público diverso, incluidas, reconocidas personalidades del mundo del deporte y del entretenimiento. Pero su éxito no se debe a un simple golpe de suerte. La vida le fue llevando por etapas y rumbos distintos, que, con el tiempo, se juntaron y cobraron sentido, cual piezas de rompecabezas.
Sufrió bullying
Por su aspecto -puro japonés- Nishio era objeto de burlas en su natal República Dominicana, donde le dieron el mote de “El Ninja”, “porque para los dominicanos todo el que tiene rasgos de chino sabe tirar patá”, dice entre risas. A los 18 años, cuando terminó la escuela, se fue a vivir a Japón, donde también le hicieron “bullying”, porque su idioma era el español. A los 21 años regresó a República Dominicana y allí trabajó por un tiempo en la embajada japonesa, como traductor. Volvió a Japón, donde aprendió trabajar soldadura y luego se va a vivir en Nueva York a los 25 años. En la Gran Manzana pasó “las mil y una”. A falta de una licencia para ejercer el oficio, no pudo hacer el trabajo en el que se había especializado.
Tras un tiempo desempleado, y sin que tuviera experiencia en la materia, un amigo dominico-japonés lo lleva a trabajar en un pequeño restaurante asiático, donde aprendió a enrollar sushis y freír camarones. Poco después, entró a trabajar en un restaurante dominicano, donde duró dos años, y entre otras cosas aprendió el mecanismo de cómo funcionan los equipos que se usan en una cocina más grande. Luego surgió su primera gran oportunidad.
“Oye, loco, hay un trabajo. Prepárate”, le dijo un día otro amigo suyo, que había conocido en su natal Constanza. El trabajo sería en Soho, un barrio bohemio del Bajo Manhattan, usualmente frecuentado por artistas y celebridades. Sin saber “ni dos gotas de inglés” y con habilidad apenas “para freir un huevo”, se presentó al restaurante, donde le pidieron hacer un “tasting” (degustación) con un concepto latino-oriental, del cual él no tenía ni idea de por dónde empezar; pero su madre lo sacó del apuro. “Yo llamé a mi mamá y le dije ´estoy en problemas, dime de alguna ensalada o comida frita japonesa que sea fácil. Mi madre me dio algunas ideas, preparé la comida y el resultado fue un éxito. Recuerdo que hice fry calamary, pero lo combiné con arroz y habichuelas, ¡hasta empanadas! Esa gente se volvió loca! Después de eso vinieron dos revistas japonesas a entrevistarme”. En ese restaurante estuvo seis años. Famosos como Ben Affleck, Harrison Ford, entre otros, llegaron a probar su comida. Atrajo clientes chinos, japoneses, italianos, americanos, hindúes, entre otros.
Volvió a la construcción
Atraído por una mejor situación económica dejó el restaurante para irse a West Palm Beach, donde unos amigos lo invitaron a trabajar en un proyecto con una gran constructora norteamericana. En ese momento tenía esposa y tres hijos. Allí permaneció por un tiempo hasta que regresó a Nueva York para trabajar en Mama Sushi, donde encajó muy bien con el concepto de fusión gastronómica que había creado. Después trabajó en otros restaurantes, como Mamajuana.
Sensación de las Redes
Mientras trabaja en un restaurante en Miami, en calidad de socio, un video suyo que compartieron los productores de “Pero Like” lo catapultó definitivamente a la fama. La historia del chef japonés con “tigueraje dominicano” causó sensación y en poco tiempo el video suyo alcanzó más de siete millones de visualizaciones. A partir de ahí comenzó a recibir llamadas para entrevistas y recibió ofertas de trabajo que lo llevaron por distintas partes de Estados Unidos haciendo eventos para dar a conocer sus delicias culinarias. Viajó por Massachussetts, Los Angeles, Baltimore, Washington, Philadelphia, Orlando, Charlotte y Tampa.
Fue con uno de esos eventos que llegó a Providence, en el Bomes Theater, donde le dieron una acogida tan calurosa que lo dejó cautivado. “Yo tengo mucha gente que me sigue y me quiere, en España, en Venezuela, y en muchas partes, pero nada como Providence. Siento que aquí me aman. No me puedo quejar del apoyo que me han dado aquí”, comentó El Ninja.
En la Broad
Una oportunidad de negocios le trajo la posibilidad de abrir aquí el que sería su primer restaurante, el cual lleva también su nombre. "El Ninja Restaurant" es un sueño materializado en el que se ha unido a él un equipo de personas de su confianza, empezando por su hijo mayor, cariñosamente “El chinito”, que le ha apoyado en todo el proceso.
“Esperé 20 años por este momento. Es el restaurante de mis sueños”, dice entusiasmado El Ninja. Revela que tiene propuestas para abrir un restaurante similar en Santiago, República Dominicana; y que le gustaría también crear un “Ninja Express” para comidas a domicilio, además de poder tener locales en un futuro en Boston y Orlando.
El Ninja Retaurant fue abierto recientemente en el 1007 de la Broad Street, de Providence. Se trata de un espacio moderno, bien ambientado y con amplio estacionamiento, que tiene también una acogedora área al aire libre. La comida es una fusión de la gastronomía dominicana y la japonesa. Allí puede encontrar desde chicharrón con tostones hasta langosta, pasando por una amplia variedad de platos inspirados en la cocina japonesa y los famosos sushis "aplatanaos" que ha hecho populares el chef Ninja. Los platos son atractivamente presentados y algunos tienen nombres graciosos que aluden a frases populares que se usan en los barrios dominicanos, como "La Chapi", "El Final", "La Pela", "Taki Taki", "No Bulto", "El Patio".
Abrir en medio de la pandemia fue un gran desafío para El Ninja, quien no tuvo problemas en adaptar su local para cumplir con todas las regulaciones de las autoridades de salud y del estado. Desde que abrió a principios de mes el restaurante ha sido “un lleno total” atrayendo comensales no solo de Rhode Island, sino de New York, Connecticut, New Hampshire y Massachussetts. El restaurante abre los miércoles y jueves de 5:00 de la tarde a 12:00 de la noche; los viernes y sábado de 4:00 de la tarde a 1:00 de la mañana; los domingos de 12:00 del mediodía a 11 de la noche. Se debe reservar llamando al (646) 484-0030.
Chef Ninja: "En Providence cumplí mi sueño de tener mi propio restaurante”
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