Somos seres humanos que desde el momento en que nacemos y abrimos los ojos, nos reciben unos brazos llenos de amor. Es amor a primera vista. Muchas personas se refirieren a ese ser con la palabra “Madre”.
Se realizó una encuesta y se mencionaron varios países para investigar de todos ellos, quiénes son las madres que más cuidan y aman a sus hijos y la madre latina ganó la mención. Yo lo creo porque las madres latinas somos especiales con nuestros hijos y eso puede ser una espada de doble filo, porque también puede causar mucho dolor al despegarnos de ellos. Ese fue el caso de Evelyn, quien se crió con sus dos padres, pero su padre nunca estaba en casa y era su madrecita la que tenía, según ella, cuidados muy especiales.
Evelyn cuenta que ella padecía de asma crónico y requería muchos viajes a la emergencia. Narra que una vez había un huracán anunciado y todos tenían miedo. Recuerda que la lluvia empezó muy temprano y los ríos empezaron a desbordarse. Evelyn dice que “me acuerdo como si fuera ahora mismo” como empezó a darle otro de sus ataques de asma, lo cual no era raro.
Ella comenta que ese día, la madre estaba hablando con un vecino y de momento, cayó al piso, según ella misma dice con una sonrisa, “como un pollo dando brincos” y su madre, pensando que se moría, se la echó a los hombros y bajo la lluvia salió rumbo al hospital. Según Evelyn cuando llegaron al río no podían cruzarlo porque estaba demasiado de crecido. Ella comenta con orgullo, pero a la misma vez con mucha tristeza, que su madre le dijo agárrate bien y no te sueltes, porque tengo que cruzar hasta la otra orilla. Evelyn cuenta que la madre se trepó en una tubería donde pasaba el agua de un lado a otro y empezó a cruzar por encima del río que iba desbocado y poco a poco cruzaron al otro lado.
Una madre también da la vida por sus hijos. Quizás eso puede desarrollar hijos co-dependientes de la madre como lo fue Evelyn. Ella comenta que su madre era tan buena que le permitía hacer cosas que ella jamás le permitió a sus propias hijas, y hoy se pregunta si las malas decisiones que tomó en el pasado pudieron ser producto de ese amor desmedido.
Ósea que hay que ser bueno con los hijos, pero sin cruzar esa línea que hay entre padre e hijo. Ella comenta que ha sufrido mucho pero no le echa toda la culpa a su madre. Admite que nadie la obligaba a meterse la aguja en sus venas. Comenta que debido a esa acción ella piensa que su madre murió con el corazón completamente roto, sin poder sacarla de las calles. Evelyn fue prostituta, y se fue de su casa a muy temprana edad para salir a divertirse con sus amigas.
Eso le trajo consecuencias serias, llevándola a una vida de drogadicción, prostitución y por supuesto, a la cárcel por vender drogas y pelearse con un policía. Evelyn dice que después que falleció su madre sus hermanos no la recibían en la casa porque les robaba y le tenían miedo.
Ella dice que la vida la castigó hasta que no pudo más. Señala que tiene dos hijos de los cuales no sabe quién los engendró. Aclara, con una sonrisa, “no digo padre porque un padre es el que te engendra, te cuida y te da amor, pero lo mío fueron aventuras detrás de edificios vacíos. A ellos mismos se los decía cuando me preguntaban queriendo saber quién era su padre. Drogada les decía “yo no tengo ni la menor idea de quién te engendró”.
Según ella los niños lloraban porque querían un papá como los otros hermanitos. Ella dice que la vida fue tan difícil que sus cuatro hijos fueron criados por sus hermanos y hoy día, aunque está sola, todavía pelea con el demonio que es la heroína. Evelyn dice que está en tratamiento.
Ella dice que lo triste del caso es que aunque los años han pasado sus hijos no la perdonan, ya que también cuando ellos crecieron ella le pedía dinero para comprar ropa y ellos descubrieron que era para sus vicios. Hoy sus hijos son todos profesionales. Reconoce que “si yo los hubiese criado estuviéramos metiéndonos perico juntos”.
Es muy importante ser buenos padres y darle todo. Pero si sabemos que nuestros hijos están haciendo cosas que no van con las leyes, al dejar pasar eso por alto, nos vamos a convertir en cómplices y ello traerá malas consecuencias. No olvidemos que somos espejos de nuestros hijos y si les enseñamos cosas buenas, ellos las aprenden, ya que son esponjitas y absorben todo lo que ven. Pero cuidado, también absorberán lo negativo que ven en casita.
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