Washington, 16 de julio (EFE).- La Casa Blanca afirmó este jueves que la ciencia no debería impedir la reapertura de las escuelas tal y como desea el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, unos comentarios que han desatado la polémica dentro del país.

En una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, insistió en que Trump quiere que reabran todos los centros educativos con clases presenciales en vez de a través de internet, como han decidido varios condados del país, que son los que tienen las competencias en este caso.

"Cuando él (Trump) dice abiertas, quiere decir abiertas por completo, que los niños puedan ir a la escuela todos y cada uno de los días. La ciencia no debe entrometerse", manifestó McEnany.

En aparente contradicción, al mismo tiempo, la portavoz aludió a la ciencia para justificar la reapertura de los centros educativos.

Por ejemplo, citó un artículo publicado en la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association (JAMA), en el que se explica que los niños tienen menos riesgo de contraer la enfermedad que los adultos; y argumentó que, sin ir a la escuela, los menores reciben menor atención psicológica.

"Pedimos a las localidades y los estados que simplemente hagan caso a la ciencia y que reabran las escuelas. Es muy peligroso para nuestros niños. No se reportan los abusos, hay depresiones e ideas suicidas que no reciben atención si los niños no van al colegio", afirmó.

La semana pasada, la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) consideró que la ciencia debe ser la guía de la reapertura de centros educativos y no la política.

Asimismo, los comentarios de McEnany llegan en un momento de tensión entre asesores económicos y expertos médicos de la Administración.

En los últimos días, Peter Navarro, un importante asesor de Trump en materia de comercio e industria, ha criticado duramente al principal epidemiólogo del Gobierno de EE.UU., el doctor Anthony Fauci, por su manejo de la pandemia.

Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergias de EE.UU., lleva semanas expresando preocupación por el repunte de casos en el país; mientras que Trump y sus asesores económicos creen que se ha hecho un gran trabajo y que la pandemia está controlada.

EE.UU. es el país del mundo más afectado por la pandemia con más de 3,5 millones de casos y 137.000 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

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Miami, 15 de julio (EFE).- Florida superó este miércoles los 300.000 casos de COVID-19 al sumar más de 10.000 nuevos contagios en las últimas 24 horas, en medio de una creciente preocupación por la extensión de la pandemia y la falta de decisiones a nivel estatal.

El Departamento de Salud de Florida contabilizó hoy 10.181 casos nuevos y 112 muertes, que ponen la cuenta desde el 1 de marzo en 301.810 personas contagiadas y 4.521 fallecidas por la COVID-19 en este estado, el tercero en número de positivos en EE.UU.

Las cifras de este miércoles están lejos de los récord de 15.300 casos (12 de julio) y 132 muertes (14 de julio) en un día.

En Miami-Dade se contabilizaron este miércoles 2.514 positivos nuevos, que elevaron la cuenta a 72.317, en su vecino Broward y en Palm Beach los casos nuevos fueron 1.339 y 509, respectivamente y ahora las respectivas cuentas están en 34.153 y 22.788.

Eso significa que de los 301.810 casos y 4.521 muertes de Florida, 129.258 casos y 2.300 muertes se concentran en tres de sus 67 estados.

Desde el 1 de marzo hasta hoy ha habido en Florida 19.334 hospitalizaciones de acuerdo con el Departamento de Salud, que no informa de cuántas personas están ingresadas cada día por la COVID-19.

Sin embargo, por la Agencia de Administración del Cuidado de la Salud de Florida, se sabe que el 16,24 % de las plazas en las unidades de cuidados intensivos del estado estaban hoy libres.

LAS CAMAS DE UCI DISPONIBLES EN BAJADA

De los tres condados más afectados por la pandemia el nivel más bajo de disponibilidad (7,34 %) era el de Broward,

Miami-Dade tenía un 14,17 % disponible y Palm Beach, un 26,16 %.

Otro indicador importante el de casos positivos respecto a las pruebas realizadas en un día en el estado estaba este miércoles en un 18 %, pero en Miami-Dade era dos puntos más alto (20 %).

Desde el 1 de marzo se han realizado pruebas de COVID-19 a más de 2,73 millones de personas en Florida, que tiene 21,8 millones de habitantes, y un 11 % de ese total fue positivo.

PROBLEMAS CON LOS DATOS ESTADÍSTICOS

A las críticas al gobernador Ron DeSantis por no actuar frente al coronavirus y dejar todo en manos de autoridades condales y municipales y las peticiones para volver al confinamiento en las zonas más afectadas hoy se sumó la preocupación de que algunos laboratorios de análisis no están informando de los casos negativos a las autoridades del estado como es su obligación.

Eso significaría que los porcentajes de casos positivos que suministran las autoridades del estado no serían acordes con la realidad.

Personal del Departamento de Salud de Florida confirmó al canal televisivo Local10 que han detectado esa conducta irregular en algunos laboratorios privados y están solventando el problema para que no afecte a la "transparencia e integridad de los datos suministrados".

ADVIERTEN DE QUE TOMAR CLASES PRESENCIALES SERÁ UN "PELIGRO"

Entretanto, autoridades educativas de varios condados de Florida han decidido retrasar la fecha del inicio del nuevo curso escolar y otras han advertido que dada la situación creada por la COVID-19 no podrán reabrir las aulas para clases presenciales, como han ordenado las autoridades federales.

Durante una reunión hoy con la Junta Escolar de Florida, el gobernador, Ron DeSantis, se pronunció a favor de que la vuelta presencial a los colegios sea una elección personal.

"Lo último que quieres hacer es empujar a las personas si no se sienten cómodas", dijo DeSantis durante el encuentro, que tuvo lugar en la escuela preparatoria Strawberry Crestel, del condado Hillsborough (costa oeste).

Según recoge el matutino Tampa Bay, afuera de la reunión varios padres y profesores se manifestaron en contra de tomar clases presenciales por el peligro que representa en estos momentos.

Por su parte, el superintendente del distrito escolar Miami-Dade, el cuarto más grande del país, afirmó hoy que "no estamos listos para reabrir las escuelas".

"En realidad es (...) peligroso. Si las condiciones (en agosto) fueran lo que son hoy y si abriéramos escuelas hoy, eso sería absolutamente incorrecto", dijo Carvalho a Local 10.

En Miami-Dade hoy termina el plazo para que los padres de los alumnos de escuelas públicas opten por uno de tres tipos de planes para el nuevo curso, que va desde lo presencial a lo virtual, pasando por un combinado de ambos.

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Washington, 12 de julio (EFE).- Florida anunció este domingo que en las últimas 24 horas más de 15.300 personas han contraído el coronavirus, lo que supone un récord no solo para ese estado sino para todo EE.UU., que nunca antes había registrado tal aumento de casos desde que comenzó la pandemia.

Florida se convirtió en el nuevo epicentro del virus en el país al registrar este domingo un incremento que dejó atrás el récord que registró California la semana pasada con 11.694 nuevos casos diarios y la cifra de 11.571 que reportó el 15 de abril Nueva York, cuando ese estado era el más golpeado por el virus.

HOSPITALES EN FLORIDA, AL 80 %

El rápido aumento de casos ha puesto contra las cuerdas a los hospitales de Florida, que tienen ocupadas un 76,4 % de las camas para ingresos generales y un 81,2 % de las camas de cuidados intensivos (UCI), indicó este domingo la Agencia para la Administración de la Atención Médica (AHCA).

La situación es peor en el condado de Miami-Dade, el más poblado del estado y donde están siendo usadas el 94,8 % de las camas para cuidados intensivos.

Este domingo, el alcalde de Miami-Dade, el republicano Carlos Giménez, avisó que los hospitales del condado pronto podrían quedarse sin camas y sin ventiladores para los pacientes más graves.

"Ha habido definitivamente un aumento de la cantidad de personas que han ido al hospital, de ingresos en las unidades de cuidados intensivos y de los pacientes con ventiladores. Todavía tenemos capacidad, pero sí que estoy preocupado", manifestó Giménez en una entrevista con la cadena CNN.

El regidor indicó que ya algunas habitaciones de hospitales han sido convertidas en unidades de cuidados intensivos y afirmó que ese trabajo continuará.

CRECEN LOS CONTAGIOS EN 37 DE LOS 50 ESTADOS

Los casos no han crecido solo en Florida y, de hecho, 37 de los 50 estados de EE.UU. han visto aumentos durante la última semana, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

De esa forma, la cifra de nuevos contagios superó el sábado por tercer día consecutivo la barrera de los 60.000 casos, arrastrada por los brotes en el sur y el oeste del país, donde los hospitales de algunos estados están a punto de colapsar.

En concreto, además de Florida, diez estados están al límite de su capacidad hospitalaria: Arizona tiene ocupadas el 79,1 % de las camas, lo que supone el peor dato, seguido de Nevada (77,4 %), Alabama (75,1 %), Carolina del Sur (75 %), Kentucky (74,7 %), Massachusetts (74,6 %), Virginia Occidental (74 %), Georgia (71,4 %), Delaware (71,1 %) y Texas (70,1 %), según los gubernamentales Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).

Ante el repunte de casos, el presidente de EE.UU., Donald Trump, se ha resistido a trazar una estrategia a nivel federal y su Gobierno este domingo volvió a pedir a las escuelas que reabran sus puertas en agosto para el comienzo del nuevo curso.

TRUMP QUIERE QUE LOS NIÑOS VUELVAN A LA ESCUELA

Este domingo, la secretaria de Educación, Betsy DeVos, se paseó por las principales cadenas de televisión para presionar por la reapertura de centros educativos.

"Creo que el objetivo debe ser que los niños vuelvan a la escuela, en persona, en el aula, porque sabemos que para la mayoría de los niños, ese es el mejor ambiente", afirmó DeVos en CNN.

La responsable de Educación no detalló qué medidas de precaución deben tomar las escuelas si deciden dar clases presenciales y tampoco respondió a preguntas sobre si el Ejecutivo dará ayudas económicas a los colegios que necesiten adaptar sus infraestructuras.

En respuesta, Nancy Pelosi, la demócrata de mayor rango en Washington, acusó a DeVos de "ignorar la ciencia" y de estar "incumpliendo su deber" de proteger a los menores.

"Esto -dijo Pelosi- es espantoso. El presidente y su Administración están jugando con la salud de nuestros niños. Todos queremos que nuestros hijos regresen a la escuela, los maestros, los padres y los niños, pero queremos que regresen de manera segura".

EL FACTOR ELECTORAL

Para algunos analistas, con su empuje para que haya clases presenciales, el mandatario está intentado captar el voto de las mujeres de clase media y baja que quieren que sus hijos vuelvan a la escuela para poder regresar a sus puestos de trabajo.

Trump opta a la reelección en las elecciones de noviembre próximo, pero en las últimas encuestas ha aparecido por detrás del exvicepresidente Joe Biden, virtual aspirante demócrata.

El mandatario tiene previsto aceptar la nominación de su partido en Jacksonville (Florida), en un estadio con capacidad para 15.000 personas. De momento, ese evento sigue en pie pese al aumento de casos en ese estado.

Según la Universidad Johns Hopkins, EE.UU. sigue siendo el país del mundo con más casos (3,28 millones), mientras que 135.000 personas han fallecido por el virus.

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Hasta ahora, Trump se había negado a llevar un tapabocas en público y había puesto en duda su eficacia, algo que contradice los consejos de las autoridades sanitarias del país.

Washington, 11 de julio (EFE).- El presidente Donald Trump este sábado apareció en público con una mascarilla por primera vez desde el inicio de la pandemia del coronavirus, un gesto que ha despertado una gran expectativa en un momento en el que el país debate si su uso debe hacerse obligatorio.

Trump utilizó una mascarilla o tapabocas de color azul oscuro que en un extremo tenía estampado el sello de color dorado de la Presidencia y que estaba sujeto a sus orejas.

El presidente utilizó esa protección durante una visita al hospital militar Walter Reed, a las afueras de Washington y donde tenía previsto reunirse con el personal sanitario y militares que están recibiendo allí tratamiento.

Antes de salir en helicóptero hacia el hospital, Trump confirmó que llevaría una mascarilla, como ya había adelantado el viernes.

"Creo que llevaré unas mascarilla, ¿sabes? Creo que cuando vas a un hospital, especialmente en ese sitio, en el que uno está hablando con soldados y con gente que en algunos casos acaba de salir del quirófano, creo que en ese caso es algo que es genial ponerse", explicó a la prensa.

PRIMERA VEZ EN PÚBLICO

Hasta ahora, Trump se había negado a llevar un tapabocas en público y había puesto en duda su eficacia, algo que contradice los consejos de las autoridades sanitarias del país.

Al respecto, en declaraciones a la prensa, el mandatario puntualizó: "Nunca he tenido nada en contra de las mascarillas, pero sí creo que tienen un tiempo y un lugar adecuado".

Hasta ahora, Trump había resistido a llevar una mascarilla porque considera que "da una imagen de debilidad", según dijo supuestamente en marzo a sus asesores, reportaron entonces medios locales.

Los demócratas creen que Trump se ha negado a llevar tapabocas por "vanidad", mientras que analistas como la periodista experta en género Liz Plank afirman que su actitud forma parte de una masculinidad mal entendida y con la que pretende mostrar fuerza, como si él estuviera por encima del virus.

Cuando Trump fue visto este sábado con mascarilla, intentó ofrecer una imagen de fortaleza: iba rodeado de militares y miembros del servicio secreto que no se detuvieron ni un minuto ante las cámaras mientras el mandatario, al frente, dirigía el rumbo de la comitiva.

DEBATE SOBRE SI DEBE SER OBLIGATORIO

La decisión de Trump de llevar una mascarilla llega justo en medio de un debate a nivel local sobre la necesidad de que los gobernadores obliguen a sus ciudadanos a taparse la boca y la nariz para evitar que aumenten aún más los contagios, que están alcanzando niveles récords especialmente en el sur y oeste del país.

El gobernador de Luisiana, el demócrata John Bel Edwards, fue este sábado el último en decretar el uso de tapabocas; de manera que actualmente 20 de los 50 estados del país exigen su uso.

El carácter obligatorio de las mascarillas ha creado una división entre aquellos estadounidenses más progresistas que quieren que todo el mundo cumpla la norma y aquellos más conservadores que se oponen por motivos políticos al considerar que el coronavirus es una "farsa" como dijo Trump al comienzo de la pandemia.

AUMENTO DE LA TASA DE MORTALIDAD

Desde hace un mes, el virus está golpeando con fuerza a los estados del sur y oeste de EE.UU., como Florida, Texas y Georgia, que fueron los primeros en reabrir sus economías; mientras que los zonas del este del país, donde comenzó la pandemia, ahora gozan de números más bajos.

Hasta ahora el aumento de casos no se había visto acompañado de un incremento de los fallecimientos, pero esta semana por primera vez en meses creció la tasa de mortalidad al registrarse un total de 4.200 decesos en todo el país, de acuerdo al recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

De hecho, en los estados de Texas, Arizona y Carolina del Sur, la tasa de mortalidad ha crecido más de un 100% en el último mes; mientras que otros cinco estados (Florida, Misisipí, California, Tennessee y Luisiana) han experimentado un aumento del 20% en es mismo periodo, según The Washington Post.

En respuesta al repunte, ocho estados han vuelto a imponer restricciones como el cierre de bares y restaurantes, mientras que trece han puesto en pausa su proceso de reapertura.

Desde que comenzó la pandemia, EE.UU. suma casi 3,23 millones de casos y 134.600 muertes, según la Universidad Johns Hopkins.

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Previamente, el mandatario publicó un mensaje en Twitter en el que aseguraba que "a Goya le está yendo muy bien" y criticaba que "la máquina de difamar de la Izquierda Radical ha tenido resultados contraproducentes, la gente está comprando como locos".

Washington, 15 de julio (EFE).- El presidente Donald Trump se sumó este miércoles a la polémica en Estados Unidos al promocionar la marca de alimentos de origen hispano Goya Foods, en medio del boicot lanzado por parte de la comunidad latina en contra de esa empresa después de que su consejero delegado, Robert Unanue, alabara el liderazgo del gobernante.

En una muestra de apoyo a la compañía, Trump publicó este miércoles en la red social Instagram una foto suya en la Casa Blanca, sonriente y con varios productos de la marca, entre ellos los frijoles.

Previamente, el mandatario publicó un mensaje en Twitter en el que aseguraba que "a Goya le está yendo muy bien" y criticaba que "la máquina de difamar de la Izquierda Radical ha tenido resultados contraproducentes, la gente está comprando como locos".

Trump se unía así a su hija y asesora, Ivanka, quien publicó anoche una instantánea similar con el lema: "Si es Goya, tiene que ser bueno", tanto en español como en inglés.

La curiosa imagen de Ivanka junto a la lata de frijoles se convirtió rápidamente en viral, ya que Goya enfrenta un ola de críticas por parte de destacadas figuras latinas como la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez o el artista Lin-Manuel Miranda, quienes han llamado a no comprar sus productos desde la comparecencia el jueves pasado de Unanue en un acto en la Casa Blanca.

"Si es Trump, tiene que ser corrupto", ironizó también en las redes sociales Ocasio-Cortez.

Más allá de los ataques en redes sociales, las imágenes de Ivanka y de Trump podrían suponer una violación de las leyes éticas para empleados federales, que prohíben que usen sus "puestos para respaldar cualquier producto, servicio o empresa".

El mandatario respalda así de forma explícita a Unanue, nieto de una pareja de inmigrantes españoles que abrieron una tienda de barrio en Nueva York en 1936, y quien encabeza ahora un imperio alimentario internacional.

"Estamos todos bendecidos (...) por tener un líder como el presidente Trump, que es un constructor. Y eso es lo que hizo mi abuelo, vino a este país a construir, crecer, prosperar. Tenemos un increíble constructor y oramos por nuestro liderazgo, nuestro presidente y nuestro país", dijo el pasado jueves Unanue, de 74 años.

Las palabras de Unanue, quien ya ha dicho que no tiene intención de pedir disculpas, ha agitado a la comunidad latina, su principal base de consumidores y a la que Trump ha hostigado en más de una ocasión con su agresiva retórica y a través de su política migratoria.

Goya Foods, con sede en Jersey City (Nueva Jersey), cuenta con 4.000 empleados y distribuye en EE.UU. productos de Latinoamérica, el Caribe y España.

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Nueva York,  (EFE).- La empresa alimentaria de origen hispano más grande de Estados Unidos, Goya Foods, enfrenta una llamada al boicot por parte de la comunidad latina, encabezada por figuras políticas como Alexandria Ocasio-Cortez o culturales como Lin-Manuel Miranda, después de que su consejero delegado, Robert Unanue, alabara como un "líder" al presidente Donald Trump.

"Estamos todos bendecidos (...) por tener un líder como el presidente Trump, que es un constructor. Y eso es lo que hizo mi abuelo, vino a este país a construir, crecer, prosperar. Tenemos un increíble constructor y oramos por nuestro liderazgo, nuestro presidente y nuestro país", dijo este jueves Unanue, de 74 años, en el jardín de las rosas de la Casa Blanca.

Las palabras de Unanue, nieto de una pareja de inmigrantes españoles que abrieron una tienda de barrio en Nueva York en 1936, hoy imperio alimentario internacional, han corrido como la pólvora entre la comunidad latina, su principal base de consumidores y a la que Trump ha criticado desde el inicio de su campaña y hostigado a través de la política migratoria.

Entre los primeros en reaccionar estuvo la organización proinmigrantes United We Dream (UWD), que inició una recogida de firmas para "boicotear" a Goya Foods, tachando de "inaceptable" el apoyo del máximo ejecutivo a un mandatario "que no ha dejado de atacar a los inmigrantes, la gente Latinx, la gente negra y toda la gente de color desde el día 1".

#BOYCOTTGOYA

Miles de usuarios llamaban a la represalia este viernes en la red social Twitter con etiquetas como #Goyaway (Goya lejos) o #BoycottGoya, entre ellos políticos demócratas como la congresista de origen puertorriqueño Alexandria Ocasio-Cortez, que ironizó: "Oh, mirad, este es el sonido que hago al buscar en Google cómo hacer tu propio adobo", en referencia a los productos para adobar que vende la marca.

Julián Castro, excandidato presidencial demócrata y exsecretario de Vivienda y Desarrollo Urbano en el Gobierno de Barack Obama, de ascendencia mexicana, señaló que los productos de Goya "han sido un básico de muchos hogares latinos durante generaciones" pero lamentó que Unanue "alabe a un presidente que villaniza y ataca maliciosamente a los latinos por beneficio político".

"Los estadounidenses deberían pensarlo dos veces antes de comprar sus productos", agregó Castro, a quien le contestaron sus seguidores revelando que habían sido consumidores toda la vida y haciendo declaraciones del tipo "no voy a comprar nunca más" o compartiendo recetas de los sazonadores más populares.

Entre los últimos en sumarse a la campaña de boicot está el actor y dramaturgo de origen puertorriqueño Lin-Manuel Miranda, que ha hecho gala de su humor para expresar su indignación: "Aprendimos a hacer pan durante la pandemia, podemos aprender a hacer nuestro propio adobo con pimienta. Bye".

Su compañero en la obra "Hamilton", el actor Javier Muñoz, también de origen puertorriqueño, se pronunció con una referencia al boicot y un simple "Adiós, Goya".

Asimismo, la modelo y presentadora estadounidense Chrissy Teigen, con influencia en el mundo culinario, se refirió a los comentarios de Unanue con una declaración expletiva y añadió: "Una vergüenza. No me importa lo buenos que están sus fríjoles. Bye Bye".

"SUPRESIÓN DEL DISCURSO"

Goya Foods, a la que Efe ha solicitado reacción sin respuesta, publicó esta mañana un tuit en su perfil oficial de Twitter en el que anunciaba que ha entregado dos millones de libras (casi 500 toneladas) de comida a bancos de alimentos en todo EE.UU. para ayudar a las familias impactadas por la COVID-19.

En una aparición en el canal Fox News este viernes por la mañana, Unanue declaró que la llamada al boicot es una muestra de "supresión del discurso" y agregó que en 2012 acudió a la Casa Blanca para una colaboración alimentaria con el Gobierno del demócrata Barack Obama y entonces no se le criticó como ahora.

"No me disculpo, especialmente si soy llamado por el presidente de EE.UU. No vas a decir, 'no, lo siento, estoy ocupado, no, gracias'. No les dije eso a los Obama y no le voy a decir eso al presidente Trump", sostuvo.

Unanue estuvo en la Casa Blanca con Trump este jueves para "participar en la Iniciativa de Prosperidad Hispana", una orden ejecutiva que firmó ayer el presidente dirigida a mejorar el acceso de los hispanoamericanos a oportunidades educativas y económicas, según indicó la compañía en un comunicado posterior en el que no mencionó la polémica.

En apoyo a Goya y a su principal ejecutivo, también se ha convertido en tendencia en las redes sociales la etiqueta #BuyGoya (Compren Goya) apoyada por consumidores que, generalmente, están criticando a la "izquierda" y mostrando su respaldo al Partido Republicano, aunque muchos cibernautas favorables al boicot bromean con que, realmente, el motivo es que quienes apoyan a Goya lo hacen porque "no saben cocinar".

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Washington, 6 de julio (EFE).- Algunos hospitales de los estados de Texas y Florida están a punto de quedarse sin camas para los enfermos de coronavirus, mientras que la Casa Blanca sigue sin delinear una estrategia nacional e insiste en que la "vasta mayoría de la gente" está a salvo.

Este lunes, los alcaldes de las ciudades texanas de San Antonio y Austin y el regidor del condado de Miami-Dade (Florida) avisaron de que los hospitales están al límite y se están acabando las camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI).

"El tiempo se agota ahora en términos de la capacidad de nuestros hospitales en San Antonio, al igual que en muchas de las otras grandes ciudades de Texas", dijo a la cadena CNN el alcalde de San Antonio, Ron Nirenberg.

El político advirtió de que si los casos continúan creciendo al ritmo actual, a San Antonio "solo le queda una semana para quedarse sin camas de hospital y agotar la capacidad de las unidades de cuidados intensivos".

LAS GRANDES CIUDADES DE TEXAS SE QUEDAN SIN CAMAS

En Texas, las grandes urbes -gobernadas en su mayoría por alcaldes demócratas- están librando una batalla contra el gobernador del estado, el republicano Greg Abbott, quien se resiste a tomar medidas estrictas contra el virus y tampoco permite que las autoridades locales las adopten.

Al respecto, el alcalde de Austin, el demócrata Steve Adler, pidió este lunes a Abott que devuelva autonomía a las ciudades y les permita dictar sus propias medidas para contener la enfermedad,

Adler está barajando para dictar una "orden de quédate en casa" con el fin de obligar a los vecinos a guardar cuarentena y, de esa forma, disminuir la presión sobre los hospitales de la zona.

En los últimos días, las ciudades de Houston y Fort Worth también han expresado su preocupación por la falta de camas, mientras que en el fronterizo valle del Río Grande 10 de los 12 hospitales ya han alcanzado su límite, puesto que el número de ingresos se ha duplicado en las últimas dos semanas.

En total, de las 69.000 camas disponibles en todo Texas, 55.800 están ocupadas, es decir casi el 81 por ciento, de acuerdo a datos de este lunes del Departamento de Salud estatal.

ALGUNOS RESTAURANTES DE FLORIDA VUELVEN A CERRAR

Mientras tanto, el aumento de casos en Florida ha puesto en jaque a los hospitales de pequeños condados como el de Clay o St. Lucie, donde solo quedan libres un 4 por ciento de las camas de las unidades de cuidados intensivos.

Además, en Miami-Dade, el epicentro del coronavirus en Florida, el 80 por ciento de las camas de las ucis están ocupadas, según datos de este lunes de la agencia estatal de salud.

Debido a la gravedad de la situación, el alcalde del condado de Miami-Dade, Carlos Giménez, anunció este lunes que desde el 8 de julio se cerrarán todos los restaurantes (salvo para comida a domicilio o recoger), así como salones de baile, instalaciones para banquetes, gimnasios, lugares para fiestas y alquileres a corto plazo, como Airbnb.

"Queremos asegurar que nuestros hospitales continúan teniendo la cantidad de trabajadores necesarios para salvar vidas", afirmó Giménez en un comunicado.

En las últimas 24 horas, Florida ha registrado 6.336 nuevos contagios, una cifra que supone una leve mejora con respecto a los récords diarios de 10.000 casos de los últimos dos días.

14 ESTADOS CON CIFRAS RÉCORD

En los últimos cinco días, 14 de los 50 estados del país, incluido Florida, han registrado récords en el número diario de nuevos contagios y en total EE.UU. anunció 250.000 nuevos casos, el equivalente al total de la población de Buffalo (Nueva York).

Asimismo, Nevada y Arizona han visto en los últimos días la cifra más alta hasta ahora de hospitalizaciones por el virus.

En Nevada, los hospitales están al 68 por ciento de su capacidad; mientras que en Arizona, el 84 por ciento de las camas están llenas y la situación es más grave en las ucis, al 89 por ciento, según datos oficiales de los dos estados.

Desde hace un mes, el virus está golpeando con fuerza a los estados del sur y el oeste de EE.UU., los primeros en reabrir sus economías; mientras que las ciudades del este -como Boston, Nueva York y Washington D.C.- ahora gozan de números más bajos.

LA CASA BLANCA DEFIENDE QUE EL VIRUS ES INOFENSIVO

A pesar de las cifras, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, este lunes aseguró que la "vasta mayoría de la gente" está a salvo del virus y defendió que el presidente estadounidense, Donald Trump, "estaba en lo cierto" cuando hizo unos polémicos comentarios este sábado.

El mandatario sostuvo entonces que "el 99 por ciento" de los casos "son inofensivos", un comentario que contradice la realidad, ya que la tasa de mortalidad en EE.UU. es del 4,6 por ciento, según la Universidad Johns Hopkins.

De acuerdo a la misma fuente, EE.UU. sigue siendo el país del mundo con más casos (2,89 millones), mientras que 130.000 personas han fallecido por el virus.

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