Washington, 12 de enero (EFE).- El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, descartó este martes que vaya a invocar la Enmienda 25 de la Constitución para destituir al presidente saliente, Donald Trump, después del violento asalto al Capitolio por parte de seguidores del gobernante.
"No creo que tal curso de acción sea en el mejor interés de nuestra Nación o sea consistente con nuestra Constitución", señaló Pence en una misiva dirigida a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, cuando esa instancia se dispone a votar una resolución que insta al vicepresidente a activar ese procedimiento.
Bajo la Sección Cuatro de esa enmienda, el vicepresidente y la mayoría del Gabinete pueden declarar al presidente inhabilitado para dirigir el país.
Si el mandatario se opusiera a ello y no hubiera acuerdo, el Congreso dirimiría las diferencias.
"La semana pasada, no cedí a la presión para ejercer más allá de mi autoridad constitucional para determinar el resultado de las elecciones y ahora no cederé a los esfuerzos de la Cámara de Representantes para jugar juegos políticos en un momento tan serio en la vida de nuestra nación", puntualizó Pence.
El vicepresidente hizo así una tácita alusión a las presiones de Trump para que se arrogara unos poderes que no le correspondían bajo la Constitución e interfiriera la sesión de ambas cámaras del Congreso convocada para ratificar la victoria de Joe Biden en los comicios de noviembre pasado.
Pence advirtió que usar esa enmienda, creada tras el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963 y en medio de la Guerra Fría para proteger al Gobierno en supuestos como enfermedad repentina del mandatario, "sentaría un terrible precedente".
"Le insto a usted y todos los miembros del Congreso a evitar acciones que dividirían e inflamarían aún más las pasiones del momento", agregó el segundo a bordo de la Casa Blanca, e invitó a la líder de la Cámara Baja a trabajar juntos "para bajar la temperatura y unir a nuestro país" mientras se preparan para la posesión de Biden.
"Les prometo que continuaré haciendo mi parte para trabajar de buena fe con la Administración entrante para asegurar una transición ordenada del poder", concluyó.
Horas antes, en un discurso durante su visita al muro en la frontera con México, Trump dijo este martes que hay "cero riesgo" de que le destituya su gabinete bajo el proceso establecido en la Enmienda 25 de la Constitución.
"La Enmienda 25 supone cero riesgo para mí, pero le pasará factura a Joe Biden y su Administración. Como dice la expresión, ten cuidado con lo que deseas", afirmó Trump, sin aclarar a qué se refería, dado que el presidente electo no ha llegado a pedir explícitamente que se active ese mecanismo.
Tras el asalto al Capitolio, que causó cinco muertos, entre ellos un policía, Washington se reforzará con más de 10.000 miembros de la Guardia Nacional con miras a la ceremonia de investidura de Biden, el 20 de enero.
Trump buscará perdonarse a sí mismo para evadir posible acción judicial
Nueva York, 7 de enero (EFE).- El presidente saliente Donald Trump ha hablado recientemente con varios colaboradores sobre la posibilidad de perdonarse a sí mismo de forma preventiva, con el fin de eludir posibles investigaciones una vez abandone la Casa Blanca, según informó este jueves The New York Times (NYT).
El diario, que cita a dos fuentes anónimas con conocimiento de las conversaciones, señala que Trump ha sacado el asunto a relucir en varias ocasiones desde su derrota electoral y ha preguntado a miembros de su equipo sobre los efectos jurídicos y políticos que podría tener la medida.
Según el NYT, no está claro si el mandatario volvió a abordar la cuestión después del asalto de sus simpatizantes al Capitolio este miércoles, que se produjo después de que el propio Trump les animase a ir a la sede del legislativo para denunciar un supuesto fraude electoral que clama sin aportar pruebas.
Que un presidente se perdone a sí mismo sería algo inédito en la historia de Estados Unidos, pero Trump ya ha hablado en público repetidamente sobre esa opción, defendiendo que tiene el "derecho absoluto" a hacerlo, algo que cuestionan numerosos expertos.
El líder republicano planteó esa opción especialmente durante la investigación de la llamada trama rusa, que indagó los supuestos lazos entre Rusia y su campaña en las elecciones de 2016.
El caso se cerró sin que Trump fuese acusado de ningún delito por unas normas del Departamento de Justicia que establecen que un jefe de Estado no puede ser imputado mientras está en el poder.
Sin embargo, el fiscal especial del caso, Robert Mueller, insistió en todo momento en que el mandatario no fue exonerado, lo que hace que potencialmente pueda ser enjuiciado cuando deje la Casa Blanca.
Según algunos analistas, Trump podría enfrentarse también a algún tipo de responsabilidad ante la Justicia por haber presionado a la máxima autoridad electoral de Georgia para que manipulara los resultados de los comicios de noviembre o por incitación a la violencia en el asalto al Capitolio.
Tras su derrota en las elecciones, Trump ya perdonó al general Michael T. Flynn, su primer asesor de seguridad nacional y quien se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre sus contactos con agentes rusos, y a otras dos personas implicadas en la misma trama.
Además, según el NYT, el presidente saliente está considerando perdones preventivos para varios miembros de su familia -incluidos sus hijos Donald Trump Jr., Eric Trump e Ivanka Trump-, para el marido de esta última y asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, y para otras figuras cercanas como el abogado de Trump, Rudolph Giuliani.
Los perdones presidenciales se aplican a los casos federales, por lo que no afectarían a investigaciones por posibles violaciones de leyes estatales, como la que hay abierta en Nueva York contra Trump por supuestas irregularidades financieras de su empresa.
En toda la historia, el único presidente estadounidense que recibió un perdón fue Richard Nixon, que lo obtuvo del que fuera su vicepresidente, Gerald Ford, un mes después de dejar el poder y cubriendo todos los posibles crímenes cometidos durante su Presidencia, marcada por el escándalo del "Watergate".
Facebook anuncia "bloqueo indefinido" a cuenta de Donald Trump
Washington, 7 de enero (EFE).- El consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció este jueves el bloqueo "indefinido" de la cuenta del presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, tras los disturbios ocurridos en Washington y el asalto al Capitolio por miles de sus seguidores.
"Creemos que los riesgos de permitir que el presidente continúe utilizando nuestro servicio durante este periodo son simplemente demasiado grandes", sostuvo Zuckerberg en un comunicado.
"Por ello -agregó - estamos extendiendo el bloqueo que pusimos sobre sus cuentas de Facebook e Instagram de manera indefinida y hasta al menos las próximas dos semanas hasta que la transición de poder pacífica se complete".
Zuckerberg recalcó que la decisión del mandatario "de condonar en lugar de condenar las acciones de sus seguidores en el Capitolio han molestado con razón a la gente de EE.UU. y del mundo".
El gigante tecnológico ya había impedido el miércoles que Trump publicara en su plataforma durante 24 horas, pero ahora estableció un bloqueo "indefinido".
Twitter tiene previsto reabrir la cuenta del mandatario este jueves después de aplicase una suspensión temporal de 12 horas tras lo sucedido en el Congreso de EE.UU.
Esta red social, la favorita de Trump, advirtió el miércoles que de darse nuevas violaciones de sus normas de civismo y contra la violencia por parte del gobernante conllevarán la suspensión permanente de su cuenta de Twitter.
Tras una de las jornadas más convulsas de la historia de EE.UU., el Congreso estadounidense ratificó este jueves el resultado de las elecciones de noviembre, y el presidente saliente, Donald Trump, se comprometió finalmente con una "transición ordenada" del poder al mandatario electo, Joe Biden.
El Congreso valida el triunfo de Biden y Trump acepta la transición
Washington, 7 de enero (EFE).- Tras una de las jornadas más convulsas de la historia de Estados Unidos, el Congreso estadounidense ratificó este jueves el resultado de las elecciones de noviembre, y el presidente saliente, Donald Trump, se comprometió finalmente con una "transición ordenada" del poder al mandatario electo, Joe Biden.
El Congreso que validó la victoria de Biden no era el mismo que se había reunido catorce horas antes para empezar a contar los votos electorales de cada estado en los comicios de noviembre, como demostraron los destrozos en la sede de la Cámara de Representantes.
Después de casi cuatro horas de asalto de los seguidores de Trump, que marcharon hacia el Congreso incitados por el propio presidente saliente, los legisladores de ambos partidos consideraron importante retomar la misma noche del miércoles la sesión que interrumpió la inaudita insurrección en Washington.
PENCE CONFIRMA A BIDEN COMO GANADOR
"A quienes desataron hoy (miércoles) el caos en nuestro Capitolio: ustedes no han ganado. La violencia nunca gana", dijo el vicepresidente saliente de Estados Unidos, Mike Pence, cuando se reanudó la sesión conjunta de ambas cámaras, a última hora del miércoles.
Más de siete horas después, la sesión concluyó con Pence, que durante los últimos cuatro años ha sido el escudero fiel de Trump, declarando la derrota de ambos en las elecciones de noviembre, y la victoria de Biden y la vicepresidenta electa, Kamala Harris.
"Este anuncio (...) debe considerarse una declaración suficiente de quiénes son las personas elegidas como presidente y vicepresidenta de Estados Unidos", afirmó Pence pasadas las 03:40 de la madrugada en Washington (08:40 GMT).
TRUMP PROMETE UNA "TRANSICIÓN ORDENADA"
Inmediatamente después, Trump distribuyó un comunicado en el que se comprometía a "una transición ordenada el 20 de enero", cuando Biden llegará al poder, aunque volvió a mostrarse "totalmente en desacuerdo con el resultado de las elecciones".
"Siempre he dicho que continuaríamos nuestra lucha para asegurar que solo se contaban los votos legales. ¡Aunque esto representa el fin del mejor primer mandato en la historia presidencial, solo es el comienzo de nuestra lucha para Hacer a Estados Unidos Grande de Nuevo!", añadió, citando su lema electoral.
La declaración de Trump, publicada en Twitter por su asesor de comunicación Dan Scavino, fue probablemente lo más cerca que estará el mandatario saliente de reconocer la derrota en las elecciones, algo que ha prometido a sus seguidores que "nunca" hará.
EL FIN DE UN PROCESO MÁS LARGO DE LO HABITUAL
La ratificación en el Congreso completó por fin un proceso electoral que comenzó el día de las elecciones y debía haber concluido cuando el Colegio Electoral -el órgano competente en este ámbito en EE.UU.- confirmó el triunfo de Biden, el pasado 14 de diciembre.
La sesión en el legislativo estadounidense está prevista en la Constitución como un mero trámite ceremonial para corroborar que todos los estados han transmitido a Washington sus resultados en orden.
No obstante, un Trump en plena deriva antidemocrática se empeñó en presionar a sus aliados en el Congreso y al propio Pence para que se arrogaran unos poderes que no les corresponden bajo la Constitución, e interfirieran en la sesión.
Pence ya adelantó antes de que empezara el miércoles la reunión que no estaba dispuesto a hacerlo, rompiendo la lealtad acérrima que ha demostrado a Trump durante los últimos años, ante la imposibilidad de seguir sus deseos sin violar la Constitución.
Un centenar de congresistas republicanos en la Cámara Baja y casi una decena de senadores sí entraron sin embargo en el juego de Trump, y consiguieron desatar un debate sobre la posibilidad de no contabilizar el resultado de las elecciones en el estado clave de Arizona, donde ganó Biden.
Los legisladores estaban debatiendo sobre ese tema cuando se produjo el asalto al Capitolio, y cuando volvieron al pleno seis horas después, siguieron discutiendo acerca del desafío a los resultados en Arizona, que finalmente fracasó en sendas votaciones en las dos cámaras.
Otra objeción similar en el caso de Pensilvania desató un debate de dos horas en el pleno de la Cámara Baja, pero finalmente también naufragó, como también ocurrió en el Senado.
"UNA MANCHA" IMBORRABLE EN EL CONGRESO
La insurrección de los seguidores de Trump en el Capitolio disuadió a al menos tres senadores republicanos de seguir adelante con su plan de respaldar el desafío en varios estados clave, y nadie en la Cámara Alta presentó objeciones al resultado en Georgia, Michigan, Nevada o Wisconsin, como estaba previsto inicialmente.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, se había opuesto al intento de sus colegas de cuestionar el resultado de las elecciones en la sesión, y pidió desarrollar el proceso sin contratiempos después de la "insurrección fallida" en el Capitolio.
Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata en el Senado, fue más duro al resumir una jornada infame, y culpó a Trump del caos en el que derivó lo que debía haber sido un mero trámite.
"Esto será una mancha en nuestro país, que no se borrará fácilmente. La última (muestra) del terrible e indeleble legado del presidente número 45 de Estados Unidos, sin duda el peor que hemos tenido", afirmó Schumer en el pleno del Senado.