Gonzalo Cuervo
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En uno de sus temas memorables, el cantante puertorriqueño Héctor Lavoe afirma, “todo tiene su final, nada dura para siempre. Tenemos que recordar que no existe eternidad.” Las elecciones presidenciales y congresuales en República Dominicana, celebradas este pasado domingo 5 de julio, afirmaron una vez más las sabias palabras de Lavoe.

Tras una temporada electoral atropellada e impactada por el COVID-19, el oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sufrió una derrota histórica a manos de un electorado ansioso por explorar nuevos senderos. El pueblo estaba hastiado de ver cómo la clase dirigente consolidaba su capital político y económico mientras grandes sectores de la sociedad no lograban escapar de la pobreza y la precariedad. El resultado fue una verdadera masacre política. El PLD perdió de manera abrumadora la presidencia de la república, pese a no escatimar esfuerzos ni recursos en apoyo a su candidato, el exministro y empresario Gonzalo Castillo. Adicionalmente, el PLD vio evaporar su dominio absoluto del congreso nacional. Semejante desplome nos recuerda la caída libre del omnipotente Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México, después de dominar el quehacer político mexicano durante casi un siglo.

Hoy, la República Dominicana cuenta con un presidente electo llamado Luis Abinader, economista de 52 años, empresario del sector turístico y titular del Partido Revolucionario Moderno, entidad política fundada hace apenas seis años. De bajo perfil y pocas palabras, el hoy presidente-electo no parecía encajar en el perfil de líder carismático y locuaz tan común en la política latinoamericana. No importó. El desgaste político del PLD entre la población, acelerado por riñas internas que llevaron a la partida del expresidente de la república y presidente del partido, Leonel Fernández, prepararon el terreno para que el PRM fuese aceptada por las masas como la alternativa lógica al oficialismo. Para colmo, el actual presidente Danilo Medina, decidió escoger a dedo al empresario y ministro de Obras Públicas Gonzalo Castillo como candidato del oficialismo, pasando por alto a dirigentes de larga trayectoria y amplias redes de apoyo dentro del PLD. Por su parte, Castillo resultó ser aún menos carismático que Abinader - con un agravante. Cada vez que abría la boca, aparentaba ser el candidato menos preparado y más dado a decir incoherencias en toda la historia política del país.

No cabe duda de que Castillo es una persona con educación y capacidad, pero tampoco hay duda de que él nunca se sintió a gusto asumiendo el papel de candidato presidencial. Parecía que estaba cumpliendo con una tarea bajo obligación. Incluso, en la noche del pasado domingo, al dirigirse a sus seguidores con el fin de reconocer el triunfo de Abinader, parecía que Castillo se había quitado una enorme carga de encima. Habló con propiedad, sinceridad y claridad de pensamiento como nunca lo hizo durante toda la campaña. Quisiera creer que Castillo durmió tranquilo esa noche, por primera vez en mucho tiempo.  

El próximo 16 de agosto, Luis Rodolfo Abinader Corona se convertirá en presidente de la República Dominicana. Recibirá un país hermoso y diverso, rico en recursos naturales y humanos y colmado de retos sociales y económicos, agravados por la pandemia global. Tendrá a su favor un congreso aliado y las esperanzas de un pueblo que no votó propiamente por el PRM sino por el cambio. Aún así, ese día marcará el inicio de la era PRM, una oportunidad para que este partido pueda demostrar su capacidad y sus intenciones. A menudo se dice que la política es puro teatro. A partir del 16 de agosto, el escenario político de la República Dominicana contará con un elenco nuevo de actores. Dependerá no solamente de ellos, sino de todos los dominicanos en el país y en el mundo, escribir

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Vivian Jimenez
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El mundo había confiado demasiado en sí mismo, en sus capacidades para enfrentar cualquier tragedia, en los avances de la ciencia y la tecnología, en el poder del dinero, en su pericia para manejar todo lo que pudiera caerle encima, viniera de donde viniera, antes, durante o después de que ocurriera.

A escala particular, los humanos habíamos subestimado el peligro que representaban las pandemias, aun después de que se identificara una amenaza en China. Creíamos que eran tragedias propias de los países tercermundistas más pobres, que solo conoceríamos por reportajes o documentales de National Geographic o el Discovery Channel.

Palabras como cuarentena, toque de queda, aislamiento social, confinamiento, desescalada, parecían, en unos casos, sacadas del español moribundo o de historias medievales y, en otros, de situaciones relacionadas con catástrofes naturales, guerras o inestabilidad política.

Desde sus realidades holgadas, muchos sobrestimaban la capacidad de sus recursos, que les permitían contar con propiedades y poder de decisión para comprar lo que quisieran, desde joyas, hasta unas vacaciones de ensueño a bordo de un crucero a las islas griegas o en reino mágico de Disney World.

Los de bajos ingresos, se dedicaban a maldecir su suerte, sin percatarse de que menospreciaban tesoros simples y a su alcance, como abrazar a un ser querido, ejercitarse en un parque, reunirse con los amigos, pasear al perro, contemplar atardeceres idílicos en una playa cercana o dar el último adiós a alguien que partía de este mundo.

En resumen, no sospechábamos que éramos felices y no lo sabíamos, que podíamos ejercer nuestro libre albedrío en las relaciones interpersonales, el trabajo, el placer, los estudios, los desplazamientos, las compras y los trámites con los que debemos cumplir como ciudadanos organizados.

Vino el coronavirus y nos quitó todo eso y más, sin distinción; nos despojó del poder para hacerlo a nuestro modo y en nuestro tiempo. Nos recluyó en los hogares, para retomar el para muchos olvidado hábito de compartir con la familia, sujetos a órdenes de autoridades y gobiernos desorientados, porque nadie sabía a ciencia cierta cómo se debía enfrentar a un enemigo invisible, microscópico, desconocido, sin ejércitos ni las armas convencionales.

La economía general y particular se fue a pique. Cierre y quiebra de empresas y sectores completos, como el turismo y el entretenimiento; tasas de desempleo históricas y aplicación del esquema del Estado benefactor para auxiliar a las colapsadas economías familiares.

De pronto, las prioridades cambiaron. Los tapabocas y guantes hoy son prendas imprescindibles. La ropa de entrecasa es la protagonista de la cotidianidad; se han impuesto el teletrabajo, la teleducación y las reuniones “on line”; la televisión, el internet y las redes sociales han ganado aún más terreno y los balcones, por muchos desdeñados, ahora son la ventana al mundo exterior, visto entre rejas, como si se estuviera en una cárcel.

El transporte público y el consultorio médico son zonas vedadas, reservadas estrictamente para lo ineludible y, el supermercado, el eje alrededor del cual gravita el poco hálito de vida bajo la pandemia, porque sin alimento morimos, pero adonde hay que ir disfrazado y prevenido para después, en casa, despojarse de todo lo que se llevaba puesto y lavar cada artículo adquirido.

Y, bajo la presión del empresariado que fuerza una apertura de negocios muy regulada y médicamente no aconsejable, se hacen aprestos sobre la marcha para la llamada “nueva normalidad”, un estilo de vida diferente que es imperativo asumir para sobrevivir en un mundo que ya no será el mismo que conocíamos, convertido en alimento para la nostalgia.

¿Lo lograremos? Responder que sí parece aventurado en estos momentos, cuando las cifras de infectados y muertos siguen siendo alarmantes, mucha gente no entiende o no quiere entender cómo prevenir el contagio y las vacunas están en fase experimental sin fecha precisa para su aplicación y universalización.

Sin embargo, la capacidad de la humanidad para sobreponerse a la adversidad, como lo demuestran tantas hecatombes de diferente naturaleza que recoge la historia, y los arduos esfuerzos científicos que se realizan y que en algún momento habrán de fructificar, permiten vislumbrar una salida, siempre y cuando cada quien cumpla con lo que le corresponde.

La situación nos afecta a todos y la sobrevivencia también es un asunto de todos. Con los gobiernos como organismos rectores, la ciencia ha de seguir trabajando para lograr tratamientos y vacunas, y el sector médico en la atención a la población afectada; las industrias y empresas deben garantizar los suministros sin alterar precios y cada ciudadano, adoptar las medidas de higiene, distanciamiento y protección para evitar contagios. Así de simple.

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Victor Ramos
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Bueno, let me begin by dropping a quick thank you to Arelis, la Editora-In-Chief, for letting me park my cinematic opinions within the pages of Acontecer Latino. Let’s have some fun Arelis. Now, for you, the reader, here’s the one thing you need to know about my reviews. I will never say don’t go see it. Nunca. Why? Because, unlike a real critic, I know how hard it is to write, fundraise, cast, shoot, edit and release a flick. It’s HARD at any level people. So I’m a little more forgiving. I might say wait for it to show up on CBS on a rainy Sunday, but I would never keep you from someone’s work. This is, after all, just an opinion. That being said, let’s move on to my first review.

JOKER. Yes, I saw it. You should, too.

A masterpiece. Hands down. Una obra de arte… If you can live without the capes and tights. Atención, this is not a kiddie flick. Don’t show up with your toddler looking for shiny teeth and flying red boots. This is another gritty, grimy, low-down dirty version of the DC super villain. For those of you that were worried about someone stepping into Heath Ledger’s wide clown shoes, let me tell you Joaquin Phoenix showed up to play. That Boricua from Rio Piedras put in a performance that was disturbingly entertaining and a little too real for comfort. I can see why some across the country have decided to walk out. It really is disturbing, to the point of making you want to investigate your neighbor up the street. It was also a treat to see Hollywood dress up parts of Washington Heights and other notable NYC spots with beautiful cinematography. No spoilers, but De Niro drops into tango with our man and the two lay down a scene that had me holding my breath for about 7 minutes. Kudos to director Todd Phillips for reminding us all what patient filmmaking looks like. He takes his time letting scenes play out. At times it felt like he just placed a camera on a tripod and gave his actor all the space in the world to do what he does. And when that actor is the guy who played Commodus in Gladiator and Johnny Cash in Walk The Line, what he do is usually cinematic gold. Grab a ticket and a bucket of the buttered stuff. I promise you will forget you’re watching a comic book character that fights with a guy dressed up in a bat suit who runs around the city talking in a deep whisper. Enjoy and let me know if you agree. @VictoriousRamos

 

                                                                                                                                                                                                                                                    El autor es productor de cine

 

 

 

 

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Anyi Espinal
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Mi padre, un yogi estricto en su práctica y en la alimentación vegana por más de 30 años, me decía que no comiera carne, que la leche era la pus de las vacas, y que debía de evacuar varias veces al día. Para una niña en ese entonces, me sonaba totalmente fuera de lugar sus indicaciones. No comprendía el porqué de su insistencia en mi alimentación, en vez de estar presente como un padre debe estar.

Hoy como adulta, me involucré en el conocimiento del yoga y logré perdonar a mi padre por no haber estado y a mí, por no aceptar la vida que este eligió. Hoy día enseño Hatha Yoga y soy vegetariana.

El yoga es la unión entre la mente, cuerpo, y espíritu. Su filosofía es extensa, enraizada en los libros Vedas de la India, entre los más antiguos del mundo. Conlleva varias ramas en la cual la persona aprende de sí misma, con la meta de auto-realizarse y ser uno con todo.

Hace varios meses cumplí con mi objetivo inicial de 200 horas en el aprendizaje yoga en un centro llamado Yoga Sangha, en Santo Domingo. Cursé este intenso y disciplinado programa, el cual incluye anatomía humana, dar clases de Hatha Yoga, meditar todos los días, leer y analizar filosofías, dar servicios sin esperar nada a cambio y preservar la armonía, entre otros.

Este proceso ha sido transformador. Mi objetivo ha sido aprender a sanarme del miedo, enfermedades hereditarias, culpa, resentimiento, entre otros apegos e historias creadas por mí misma. En vez de culpar a los padres o la sociedad, es más provechoso reconocerse, perdonarse y encontrar la paz.

Mi rutina diaria la aprendí de mi maestra de Ayurveda y ha enriquecido el amor propio:

Despertar temprano – de 5 a 6 am. Dar gracias por el nuevo día – hacerme presente de que es totalmente nuevo y permitirle a mi niña interior que se percate de sus maravillas.

Ritual de limpieza de cara, ojos, boca, y lengua – amo el limpiador de lengua, y reemplacé la pasta dental por el polvo de mirra.

Beber un vaso de agua a temperatura ambiente – el agua tibia no me agradaba, pero ayuda a regular el sistema de eliminación.

Evacuar todos los dias a la misma hora – en vez de esperar las ganas de ir al baño, crea la consistencia.

Enjuagarse la boca con aceite de ajonjolí o coco – fortalece las encías, dientes, y más.

Limpiar la nariz usando el Neti Pot – con las bolsitas de sodio que obtuve en CVS la sinusitis ha desaparecido.

Masajes corporales – tengo la gran suerte de que mi esposo es masajista; anteriormente con el aceite de ajonjolí masajeaba mi piel diciendo afirmaciones positivas a mi cuerpo.

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Sandra Cano
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Como miembro de la Comisión Especial Legislativa Conjunta de Gastos de Emergencia COVID-19, me complació leer sobre los esfuerzos de los funcionarios estatales de Rhode Island para proteger a los contribuyentes de los "especuladores de virus" en la edición del 25 de mayo del Providence Journal. La administración de la gobernadora Raimondo ha respondido rápida y efectivamente a este desafío sin precedentes, y ha sido fundamental para evitar millones de dólares en gastos adicionales para combatir esta pandemia.

Sin embargo, es decepcionante ver que los proveedores minoritarios calificados han sido ignorados por completo, ya que el estado otorga millones de dólares en contratos relacionados. Esto es especialmente desalentador considerando que la comunidad minoritaria de Rhode Island se ha visto desproporcionadamente afectada por COVID-19.

El tiempo es esencial en cualquier respuesta de emergencia, y las autoridades tuvieron que reaccionar rápidamente ante escenarios impredecibles y potencialmente devastadores. Estoy orgullosa del trabajo realizado y aprecio los esfuerzos de la administración, así como el trabajo y los servicios de alta calidad proporcionados por muchos contratistas de Rhode Island.

Nuestros trabajadores de la construcción realizaron un trabajo excepcional. Sin embargo, incluso en las circunstancias más extremas, es cuestionable en el mejor de los casos e inaceptable en el peor, que los contratistas minoritarios debidamente registrados de Rhode Island, comúnmente conocidos como Empresas Comerciales Minoritarias (MBE), fueron pasados por alto.

Mientras Rhode Island se preparaba para un aumento potencial en las hospitalizaciones relacionadas con COVID-19, se gastaron $34 millones en la construcción y equipamiento de hospitales de campaña. De esos $34 millones en contratos, ni un solo dólar se ha destinado a una compañía minoritaria de Rhode Island.

Con cientos de MBE en la lista maestra de proveedores del estado, es inconcebible que ni siquiera uno sea digno de consideración. Por ley, el diez por ciento de todos los contratos estatales de construcción y servicios deben adjudicarse a empresas pertenecientes a minorías que hayan completado un riguroso proceso de certificación estatal.

Esta pandemia ha puesto en primer plano las desigualdades sistémicas de larga data en nuestra sociedad. Nuestras comunidades minoritarias reflejan indicadores de salud, educación y económicos significativamente más bajos en comparación con la población en general.

No debería sorprendernos, entonces, que las minorías en nuestro estado hayan sido particularmente afectadas por COVID-19. Sin embargo, lo que es sorprendente y decepcionante es que las empresas calificadas y certificadas dirigidas por minorías también se han quedado atrás durante uno de los períodos más desafiantes de nuestra historia reciente.

La respuesta de Rhode Island al COVID-19 ha sido notable. Hemos liderado a la nación en la prueba y adquisición de EPP durante estos tiempos difíciles. El éxito del estado en proteger a los contribuyentes de los llamados especuladores de virus es apreciado y debe extenderse para proteger a nuestros propios vendedores minoritarios en Rhode Island.

También me ha impresionado la respuesta de mis colegas en el Comité de Finanzas del Senado y en el Senado, que están trabajando para abordar la crisis fiscal de manera responsable y han sido incansables a lo largo de esta crisis en sus esfuerzos por ayudar a los electores necesitados.

Tomemos el mismo enfoque reflexivo para garantizar que no dejemos a nadie atrás en la adquisición de bienes y servicios, y a medida que tomemos medidas adicionales para reabrir la economía. Mientras lo hacemos, no nos conformamos con simplemente volver a ser como eran las cosas.

Dado que esta horrible pandemia ha devastado nuestras comunidades minoritarias, concentrémonos en garantizar la equidad para todos los habitantes de Rhode Island, independientemente de sus códigos postales.

Sandra Cano es una senadora estatal de Rhode Island que representa al Distrito 8 en Pawtucket.

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Julia Norma Rodríguez
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Comunicadora.

Hemos de estar muy agradecidos,  pues nosotros los que vivimos en esta parte de la unión americana,  somos muy afortunados,  sin duda alguna. New England es un solo paisaje paradisiaco,  marcando cada una de las estaciones del año de forma tal, que parece como si nos mudáramos cada cuatro meses. El mismo lugar sufre cambios dramáticos y en la mayoría de los casos, nos fascina.

Hemos de agradecer por el verano 2019, lo considero de los mejores, altas temperaturas,  y tantas actividades que no dimos abasto. Muchos días de playa sin desperdicios, muchos festivales, mercados de vegetales,  barbacoas o Cook-Out; bodas por doquier,  con despampanante novias y apuestos novios paseando y posando en nuestros parques preciosos, los niños en bicicletas ( obviamente nos referimos a los que hacen buen uso de las mismas).

Crear el momento es responsabilidad de cada uno. Les cuento que el pasado 15 de agosto se cumplieron 39 años desde que mi consorte y yo decidimos unir nuestras vidas en el Sagrado vínculo del matrimonio. O sea, 14,235 días o 34,640 horas,  queriendo decir unos 20,498,400 minutos. Agradecidos por llegar a este trigésimo noveno aniversario,  por nuestras vidas multiplicadas y extendidas, una vez más decidimos crear el momento y celebrar con lo que estaba al alcance.

Tomamos el día libre,  nos llenamos de entusiasmo, como dos “jóvenes enamorados” , nos fuimos conduciendo hasta el #25 Indian Point St. Prov. RI, ahí aparcamos el vehículo,  sin costo ninguno, y de inmediato tomamos el ferry hasta llegar al llamado Resort de América,  Newport RI. Una vez ahí, almorzamos en un restaurant portugués una comida deliciosa a un precio muy solidario, y pasamos estupendamente el día. Allí nos sorprendió la noche, así que decidimos cenar ligero, cosa que nos ayudó con el presupuesto para poder descorchar un espumante champán y brindar por nuestras bodas de ágata. A las 9:30 de la noche hicimos la travesía para el regreso, nos subimos a la cubierta del ferry como en la película del Titanic, a puros besos, mientras la brisa nos acariciaba.

Créanme que vivimos la magia del momento. Un costo muy mínimo,  solo $22.00 por adultos, ida y vuelta,  bien valió la pena,  construir memorias,  vivir intensa y apasionadamente. No todas las cosas que se derrumban hacen ruido, hay algunas que se caen en el más profundo silencio. Alimenta cada día tu relación con las pequeñas cosas que sí son posibles y no olvides de festejar siempre tu aniversario. El Ferry permanece en servicio hasta: Octubre 14 (Columbus Day)

Recuerda: Vivir no se posterga y el que ama protege. Hasta un próximo encuentro! Mi correo  julianormarodriguez@ poder1110.com,  Twitter @jnormarodriguez, Instagram @jnormarodriguez y en  Facebook  Julia Norma Rodríguez

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Tomás Avila
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El 1 de mayo de 1982, Dios me bendijo con el nacimiento de una hermosa hija que llamé Jéssica Margarita Ávila, y, de inmediato, la bauticé como "La Bella flor de mayo de papá", basada en el hecho de haber nacido yo en el mes de abril, considerado el mes de las lluvias, que resulta en las bellas flores de la primavera, y haberle dicho a su madre que “esta lluvia de abril produjo una bella flor en mayo”.

Desde ese memorable primero de mayo, mi hija cambió mi vida y se convirtió en maestra sobre el género femenino y sus formas intrincadas y únicas que nunca antes había aprendido de otras mujeres, hasta ese momento, aunque había sido bendecido con una hermosa madre, mis abuelas, cinco hermanas y muchas tías. La diferencia con mi hija y todas estas mujeres, es que ella era totalmente inocente y dependiente de mí como padre para amarla incondicionalmente, protegerla, enseñarle, guiarla sin ningún compromiso romántico y, por lo tanto, fui tolerante con ella en cada acción sin juzgarla, como había hecho con las mujeres anteriormente.

Al presenciar el crecimiento y el desarrollo de mi hija, pude observar y aprender la  singularidad y las personalidades complicadas y emocionales de las mujeres.

Durante ocho años compartí con mi amada Jéssica Margarita, hasta que me divorcié de su madre en 1990, pero las lecciones aprendidas perduraron y surgieron otras nuevas, a medida quen ambos nos ajustábamos a las pruebas y tribulaciones de nuestra relación de padre e hija.

En este cruce de mi relación con mi hija, me di cuenta de lo mucho que había aprendido de ella a lo largo de su joven vida, mientras lidiaba con el divorcio d su madre y mi reajuste como futuro hombre soltero, padre y futuro romántico, y relaciones con diferentes mujeres a través de ese período, y comenzó el proceso de ver a las mujeres de una manera totalmente diferente nunca antes experimentada y muy reconfortante, como hombre.

El primer cambio que noté fue que no veía a las mujeres como símbolos románticos y sexuales, sino como un ser humano igual, no como una persona egoísta, sino como un ser humano amoroso y humanitario; no como un objeto en mi vida sino un tema de la vida y la humanidad, no como mujeres, sino como una imagen de Dios y, por lo tanto, igual a la mía  como hombre para ser amada, respetada, protegida, idolatrada y libre, al igual que la hija con la cual fui bendecido de ser su papá.

Mi hija y mi divorcio me iluminaron en prometerle a Dios que, si estaba en su plan que me volviera a casar en el futuro, "ser un hombre totalmente diferente, y amar, cuidar, respetar, proteger y mostrar incondicionalmente a tal esposa lo mejor de mis capacidades humanas y espirituales, y hacerlo de una manera constante y permanente".

También le prometí seguirme enamorando constantemente de ella y la hacerla mi esposa, amiga, amante, alma gemela, compañera y miembro de Mi Trinidad (Dios, Esposa y Tomás) y no permitir que nada me distraiga de la bendición que mi esposa es para mí y para mi vida, y me convirtió en el hombre y el esposo que soy hoy, un hombre que respeta, admira y exalta a la mujer.

 

 

 

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