Como casi todos los inmigrantes, Carolina Briones dejó atrás su país para venir a Estados Unidos en busca de un futuro mejor; pero un detalle especial marca en ella una gran diferencia: su enfoque principal no ha estado concentrado en procurar el beneficio propio. Ella se ha dedicado por completo a ayudar a otros a transformar sus vidas, principalmente a través de la educación, logrando así un impacto significativo dentro de su comunidad.

Profesional en la carrera de Diseño Interior, que estudió en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, en su natal Guayaquil, en Ecuador, al llegar a Rhode Island junto a su madre y sus hermanas Carolina no tuvo reparos en trabajar en factorías. 
Muy pronto su inclinación hacia el trabajo comunitario la llevó a integrarse como voluntaria en organizaciones locales y fue miembro de Americorp en el programa Parents Making a difference, a través del cual tuvo la oportunidad de trabajar en algunas escuelas primarias de Providence. 
Llegó a las Bibliotecas de Providence en 1999 con la oportunidad de un contrato de trabajo de un año, pero gracias a su dedicación y desempeño le fue ofrecida una posición permanente. Desde hace 17 años trabaja con estas instituciones, y durante este tiempo ha creado diversos programas educativos y culturales para la comunidad latina. Algunas de las iniciativas más importantes que ha liderado son: Cuentos bilingües, talleres para proveedoras de cuidado infantil, concursos literarios para niños y adultos, la creación del Club de Lectura en español, Feria del Libro y las Artes, presentación de escritores y artistas locales, y muchísimas otras más. Ha sido coordinadora también de clases de Inglés como Segundo Idioma (ESL), alfabetización de adultos, y un programa de GED en español, todo esto impartido sin costo alguno en las instalaciones de la biblioteca pública, en Providence. 
Fomentar el arte y la cultura en la comunidad latina ha sido para ella, más que un trabajo, una filosofía de vida. Además de impulsar la educación, el arte visual y la literatura, se ha involucrado también con la dramaturgia, y en la actualidad es parte de la junta directiva de ECAS Theater, en Providence.
Es presidenta de la Asociación de Ecuatorianos de Rhode Island, organización a través de la cual ayuda a sus connacionales en el estado, pero también coordina acciones de bien social a beneficio de familias de escasos recursos en su país de origen. 
Sus múltiples obligaciones no la han desconectado, sin embargo, de una de las actividades que más ama: la pintura, a la que dedica un espacio en sus contados momentos de ocio. Desde hace un tiempo dirige además su propio negocio, MACART, una empresa dedicada a la confección de productos artesanales personalizados, por medio de la cual ofrece también el taller de pintura “Pincelada y Vino”, con el cual disfruta y comparte con otros su pasión por las artes visuales. 
Gracias a su incansable trabajo en favor de la comunidad, ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos “Mujer Extraordinaria 2006”, “Premio al Liderazgo Comunitario 2015”, “Premio Nacional Estela Mora”, por la celebración de su iniciativa “Día de los niños; Día de los libros”. Fue galardonada también con el “Welcome back award”, en el 2009. 
Por sus valiosas contribuciones al fomento del arte, la educación y la cultura en la población latina de Rhode Island, y por ser ejemplo de orgullo para la comunidad ecuatoriana dentro y fuera del estado, Carolina Briones es una excelente representación de lo mejor de nuestra gente.

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Cuando se hable de fotografía y cobertura periodística en la prensa hispana de Rhode Island, habrá que dejar reservado un espacio en la historia para Octavio Gómez. 


De origen dominicano, Octavio es un comunicador social de carrera, que por circunstancias laborales ha dedicado gran parte de sus más de 30 años de ejercicio al arte de captar en imágenes lo que las palabras, por sí solas, no alcanzan a describir.
Su trabajo como reportero gráfico comenzó en 1983 en el periódico El Sol, en la capital dominicana, mientras estudiaba la carrera de Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. 
A partir de entonces trabajó en los diarios más importantes de su país, llegando a ser editor gráfico en prestigiosos medios como los periódicos El Siglo y Listín Diario. 
Su destreza en el manejo de la imagen lo llevó a consolidarse como fotorreportero, siendo escogido como enviado especial para importantes coberturas en diferentes países de Sur América, Centroamérica, las Antillas Mayores y Estados Unidos. 
Octavio reside en Rhode Island desde el 2004 y fue aquí donde empezó a desarrollar el oficio fotográfico desde una distinta perspectiva: la comunitaria. 
Habiendo sido reportero en los periódicos Siglo 21 de Lawrence, Massachusetts; y Providence En Español, de Providence, su trabajo se ha caracterizado siempre por la pasión que imprime a sus fotografías, además de su constante disposición para apoyar con su presencia y publicaciones el trabajo de organizaciones locales sin fines de lucro, así como de líderes y otras figuras comunitarias que rinden una labor digna de resaltar. 
En el 2014 Octavio fundó el periódico digital RI En Español, del cual es editor. En la actualidad colabora como fotoperiodista en ACONTECER LATINO.
Por su profesionalidad, experiencia, y su entrega incondicional para las causas que contribuyen al bienestar de su comunidad, Octavio Gómez es un digno ejemplo para representar lo mejor de “Nuestra Gente”.

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Maggie Picot
Author: Maggie PicotEmail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Escritora y poeta.

Somos seres humanos que desde el momento en que nacemos y abrimos los ojos, nos reciben unos brazos llenos de amor. Es amor a primera vista. Muchas personas se refirieren a ese ser con la palabra “Madre”.

Se realizó una encuesta y se mencionaron varios países para investigar de todos ellos, quiénes son las madres que más cuidan y aman a sus hijos y la madre latina ganó la mención. Yo lo creo porque las madres latinas somos especiales con nuestros hijos y eso puede ser una espada de doble filo, porque también puede causar mucho dolor al despegarnos de ellos. Ese fue el caso de Evelyn, quien se crió con sus dos padres, pero su padre nunca estaba en casa y era su madrecita la que tenía, según ella, cuidados muy especiales.

Evelyn cuenta que ella padecía de asma crónico y requería muchos viajes a la emergencia. Narra que una vez había un huracán anunciado y todos tenían miedo. Recuerda que la lluvia empezó muy temprano y los ríos empezaron a desbordarse. Evelyn dice que “me acuerdo como si fuera ahora mismo” como empezó a darle otro de sus ataques de asma, lo cual no era raro.

Ella comenta que ese día, la madre estaba hablando con un vecino y de momento, cayó al piso, según ella misma dice con una sonrisa, “como un pollo dando brincos” y su madre, pensando que se moría, se la echó a los hombros y bajo la lluvia salió rumbo al hospital. Según Evelyn cuando llegaron al río no podían cruzarlo porque estaba demasiado de crecido. Ella comenta con orgullo, pero a la misma vez con mucha tristeza, que su madre le dijo agárrate bien y no te sueltes, porque tengo que cruzar hasta la otra orilla. Evelyn cuenta que la madre se trepó en una tubería donde pasaba el agua de un lado a otro y empezó a cruzar por encima del río que iba desbocado y poco a poco cruzaron al otro lado.

Una madre también da la vida por sus hijos. Quizás eso puede desarrollar hijos co-dependientes de  la madre como lo fue Evelyn. Ella comenta que su madre era tan buena que le permitía hacer cosas que ella jamás le permitió a sus propias hijas, y hoy se pregunta si las malas decisiones que tomó en el pasado pudieron ser producto de ese amor desmedido.

Ósea que hay que ser bueno con los hijos, pero sin cruzar esa línea que hay entre padre e hijo.  Ella comenta que ha sufrido mucho pero no le echa toda la culpa a su madre. Admite que nadie la obligaba a meterse la aguja en sus venas. Comenta que debido a esa acción ella piensa que su madre murió con el corazón completamente roto, sin poder sacarla de las calles. Evelyn fue prostituta, y se fue de su casa a muy temprana edad para salir a divertirse con sus amigas.

Eso le trajo consecuencias serias, llevándola a una vida de drogadicción, prostitución y por supuesto, a la cárcel por vender drogas y pelearse con un policía. Evelyn dice que después que falleció su madre sus hermanos no la recibían en la casa porque les robaba y le tenían miedo.

Ella dice que la vida la castigó hasta que no pudo más. Señala que tiene dos hijos de los cuales no sabe quién los engendró. Aclara, con una sonrisa, “no digo padre porque un padre es el que te engendra, te cuida y te da amor, pero lo mío fueron aventuras detrás de edificios vacíos. A ellos mismos se los decía cuando me preguntaban queriendo saber quién era su padre. Drogada les decía “yo no tengo ni la menor idea de quién te engendró”.

Según ella los niños lloraban porque querían un papá como los otros hermanitos.  Ella dice que la vida fue tan difícil que sus cuatro hijos fueron criados por sus hermanos y hoy día, aunque está sola, todavía pelea con el demonio que es la heroína. Evelyn dice que está en tratamiento.

Ella dice que lo triste del caso es que aunque los años han pasado sus hijos no la perdonan, ya que también cuando ellos crecieron ella le pedía dinero para comprar ropa y ellos descubrieron que era para sus vicios. Hoy sus hijos son todos profesionales. Reconoce que “si yo los hubiese criado estuviéramos metiéndonos perico juntos”.

Es muy importante ser buenos padres y darle todo. Pero si sabemos que nuestros hijos están haciendo cosas que no van con las leyes, al dejar pasar eso por alto, nos vamos a convertir en cómplices y ello traerá malas consecuencias. No olvidemos que somos espejos de nuestros hijos y si les enseñamos cosas buenas, ellos las aprenden, ya que son esponjitas y absorben todo lo que ven. Pero cuidado, también absorberán lo negativo que ven en casita.   

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