¿Sabía que…? Los ruidos fuertes pueden causar pérdida auditiva permanente. Y una vez que se pierde la audición, no se puede recuperar. La pérdida auditiva causada por ruidos fuertes se puede prevenir. Aproximadamente, el 70 % de las personas expuestas a ruidos fuertes nunca o casi nunca usan protección auditiva. Sepa qué tiene que hacer para proteger su audición.
¿Cree que sabe muy bien cómo protegerse? Cuando se trata de la pérdida auditiva, todos podemos pensar en los típicos sospechosos: oír la explosión de fuegos artificiales y asistir a eventos deportivos y conciertos con volumen alto.
Sin embargo, podría sorprenderse con las cosas que no sabe. Por ejemplo, las actividades cotidianas, como usar herramientas eléctricas, cortar el césped o ir a una clase en el gimnasio con música fuerte, pueden dañar la audición.
Vale destacar que la pérdida auditiva es la tercera afección crónica más común en los Estados Unidos. Las personas que reportan tener pérdida auditiva son casi el doble de las que reportan diabetes o cáncer. En los Estados Unidos, aproximadamente 40 millones de adultos de 20 a 69 años tienen pérdida auditiva causada por el ruido, y cerca de 1 de cada 4 adultos que reportan tener una audición de “excelente a buena” ya tiene daño auditivo.
Reconsidere que no hay tratamiento para la pérdida auditiva. Las células del oído interno dañadas no se recuperan. Proteja su audición y si ya tiene pérdida auditiva, tome medidas para evitar que empeore.
Información útil
-. ¿Está muy fuerte el ruido? Si necesita gritar para que los demás lo puedan oír, sí.
-. Por lo general, después de un evento muy ruidoso (como un concierto o un partido de fútbol), la audición normal se recupera en unas pocas horas o días. Sin embargo, la exposición reiterada a ruidos fuertes terminará dañando el oído interno permanentemente.
-. Algunas maneras de proteger la audición son bajar el volumen —por supuesto—, y también tomar descansos periódicos del ruido y usar protección auditiva.
-. Los signos de que tal vez tenga pérdida auditiva incluyen dificultad para oír sonidos de alta frecuencia (p. ej., el del timbre de la puerta, del teléfono o de la alarma del reloj despertador) y dificultad para entender conversaciones en un lugar ruidoso. (CDC)
Los ruidos fuertes dañan la audición
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