PROVIDENCE, RI.- Cuando se trata de participación en política, la población tiende a concentrar su energía en los grandes cargos (gobernador, senador, presidente); sin embargo, la política local de nivel inferior, como los ayuntamientos y las juntas escolares, a menudo tienen un impacto más directo e importante en sus vidas y comunidades.
Lo anterior es particularmente cierto para las poblaciones que han sido marginadas en la sociedad o subrepresentadas en el gobierno, como lo es para los latinos y las mujeres. Jessica Vega, por ejemplo, cumple su segundo mandato en el cargo de concejal de Central Falls y fue recientemente elegida presidenta del consejo de esta ciudad, algo que pensó que sería imposible, hasta que ocurrió. Vega es una mujer dominicana que llegó a los Estados Unidos con sus padres cuando era muy pequeña. En el 2010, obtuvo un diploma en psicología de Rhode Island College y durante más de una década, fue trabajadora social en el campo de servicios humanos, cuyo trabajo se basó en su creencia de que podía hacer un cambio desde adentro.
“Si no estamos en la mesa, las decisiones no serán tomadas por nosotros ni por nuestros intereses”, advierte Vega. Para ella, ser latina y presidenta del Concejo Municipal es una responsabilidad importante, y cree que los políticos deben asegurarse de escuchar y hablar para defender a sus comunidades. “Independientemente de dónde te encuentres en la comunidad, solo existe un lenguaje universal humanitario. Todos tenemos esas necesidades básicas: un hogar, un sentido de pertenencia y comida en nuestras mesas”, y agrega: “Se trata de hablar con la gente y hacer conexiones, asegurándote de que estás escuchando, pues las personas quieren saber que están siendo validadas y que puedes verlas más allá de su generación, raza o estatus en la vida”.
Esa misma vocación impulsa a la concejal de la ciudad de Cranston, Lammis Vargas, recientemente reelegida en su segundo mandato, quien es una orgullosa hija de padres inmigrantes colombianos y la primera concejal latina en esta ciudad. Para el año 2010, ella egreso de Rhode Island College con un diploma en justicia penal, aunque descubrió su vocación a una edad mucho más joven.
“Probablemente tenía unos 12 años”, recuerda. “Fue mi primera visita a la Cámara de Representantes”. Allí, se dio cuenta de que tenía el derecho a hablar fuerte sobre temas relacionados con sus raíces inmigrantes. Mientras crecía, se involucró con una organización local sin fines de lucro en Central Falls, Progreso latino, donde tuvo la oportunidad de abogar a través del programa juvenil de la organización por aquellos sin voz. Años más tarde, fue admitida en RIC a través del PEP (Programa de Matrícula Preparatoria para estudiantes de primera generación), siendo estudiante en esa institución, se convirtió en miembro de Harambee y posteriormente en presidenta de LASO (Organización de Estudiantes Latinoamericanos). En ese papel, organizó una recaudación de fondos para donar juguetes durante las vacaciones al Centro Comunitario Nickerson House, que prestaba servicios a las familias locales.
“Comencé a relacionarme con la comunidad del campus universitario liderando foros educativos para estudiantes, lo que generó esa chispa en mi para extender mi activismo fuera del campus universitario e involucrarme con varias comunidades aquí en nuestro estado”, recuerda. Para ella su crianza en una familia trabajadora, de bajos ingresos y humilde, participar activamente en la universidad, ser una mujer joven de color, vivir en una comunidad con acceso limitado, despertó su deseo de trabajar con todos y para todos a modo de lograr cambios significativos, no solo para su familia, sino también para la comunidad en general.
Como concejal de la ciudad, Vargas quiere impactar a los diferentes barrios y a la ciudad que representa, asegurándose de que cada individuo tenga una comunidad en la que se sienta bienvenido e incluido. “Una de las razones por las que decidí postularme es que no teníamos representación a nivel del concejo”, explica. Ella expresa que percibió y sintió la necesidad de que muchas voces fueran escuchadas y que, teniendo la capacidad de relacionarse con la comunidad latina, negra y de otras etnias en general, podía aportarle al consejo la perspectiva de una madre de dos hijos (que asisten a las escuelas públicas de Cranston), el punto de vista de una mujer y su experiencia profesional y competencias para representar a su ciudad.
Por su parte, Vega cree que la gente puede involucrarse en todos los procesos del gobierno de la ciudad comunicándose con sus funcionarios locales y asistiendo a las reuniones del concejo y del comité. “Escríbeles y exige más de ellos. Pídeles que vengan a tu puerta y respondan a tus cartas. Tienes todo el derecho a hacerlo”, aconseja, y agrega: “Votaste para que yo esté aquí, así que soy responsable ante ti”. Vargas recuerda que en Colombia sus padres no tenían esa posibilidad de acceder directamente a los concejales. Lo cual es una gran razón por la que ahora, como miembro del concejo, cree en la accesibilidad y en aprovechar la oportunidad para hablar con los residentes de Cranston y abordar sus necesidades.
“Tenemos ese impacto directo. Sabemos cómo es la calidad de vida de un residente y qué le está afectando particularmente”, dice. “Es extremadamente importante para mí, como concejal, interactuar con mi comunidad y decirles lo que está sucediendo en el concejo y a nivel estatal”. Vega intenta incluir a la comunidad en algunas de las decisiones de la ciudad. “Estamos tratando de promulgar presupuestos participativos (PB por sus siglas en inglés) a nivel de ciudad en Central Falls, donde la gente de la comunidad puede decidir cómo gastar cien mil dólares por ejemplo”, explica. Ella y los demás representantes se están asegurando de que todos en la comunidad tengan voz. El proceso de presupuesto participativo (PB) está abierto a todos, documentados o indocumentados, promoviendo conversaciones y asegurándose de que las personas de la comunidad sepan que tienen derecho a ser escuchadas.
Vargas cree que desempeñar un papel en el consejo le da el poder de trabajar por una mayor diversidad en el gobierno. “Tenemos a nuestra primera mujer negra como juez municipal en la ciudad de Cranston. Hicimos historia en los Estados Unidos con la primera vicepresidenta de color que fue juramentada por la primera jueza latina de la Corte Suprema de los Estados Unidos”, señala. “Tener representación es importante y yo trabajo para representarlos a todos”.
Esa representación, tanto de latinas como de ex alumnas de Rhode Island College, está aumentando a nivel municipal en todo el estado. Sabina Matos, egresada de RIC en el 2001, recientemente fue elegida como la primera vicegobernadora latina por el gobernador Dan McKee, y anteriormente hizo historia como la primera presidenta latina del concejo municipal de Providence, y a Suzy Alba, egresada en el 2005, quien es la actual presidenta del Ayuntamiento de Smithfield.
Todas estas mujeres tienen la pasión y el deseo de ayudar a sus comunidades. Para Vega y Vargas, esa inspiración la crearon sus modelos a seguir. Vargas evoca a sus padres, quienes siempre le dijeron que la educación era esencial: “Mis padres siempre me decían que ir la universidad no era opcional para mí, era imprescindible; incluso si tuvieran que trabajar en varios lugares para que mi hermana y yo pudiéramos terminarla”. Y resalta, “la educación fue extremadamente importante para mis padres que siempre me han motivado, apoyado y creen en mí. Siempre han sido mi mayor apoyo a pesar de todo”. Vega recuerda cómo su abuela sirvió a su comunidad sin ningún prejuicio. “Mi abuela es mi heroína”, dice. “Ella fue la primera trabajadora social que conocí. No tenía una formación profesional, pero todos en la comunidad solían acudir a ella".
(Fuente: Jhon J. Cardona, RIC)
Ex-alumnas del RIC destacan por liderazgo en política municipal
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