PROVIDENCE, RI. Un panorama sombrío fue descrito este jueves por la gobernadora y personal de salud de Rhode Island, donde el creciente número de casos positivos de COVID-19 amenaza con desbordar la capacidad de los hospitales, mientras crece la preocupación por la disponibilidad de personal de salud y los equipos necesarios para dar respuesta a la creciente demanda de atención médica.
Sólo este miércoles fueron confirmados siete fallecimientos y 936 casos positivos de COVID-19, en tanto que los internamientos por causa del virus superaron los 230. El pasado martes hubo también más de 900 casos confirmados. De continuar esta trayectoria y si no fueran suficientes las medidas de restricción que se han adoptado, es posible que se emita una orden de quedarse en casa para el feriado de Acción de Gracias.
“Nuestras salas de emergencia están siendo llevadas al límite, y el dolor y el sufrimiento en nuestros hospitales y nuestras comunidades es significativo. Nuestro número de casos y hospitalizaciones se están disparando, y nuestros hospitales están a solo unas semanas de alcanzar su capacidad. Este es el comienzo de lo que podría ser una segunda ola devastadora en nuestro estado, y debemos enfrentar el hecho de que esta será la consecuencia si no cambiamos nuestro comportamiento”, advirtió la gobernadora Gina Raimondo.
Debido a que el número de camas para atender a pacientes con COVID-19 alcanzó ya un 85% de su capacidad, existe la posibilidad de que en unas pocas semanas el estado tenga que poner a funcionar un hospital de campamento instalado de manera provisional en la ciudad de Cranston, donde hay unas 150 camas adicionales.
En su habitual rueda de prensa para informar sobre el estado de situación del COVID-19 en el estado, la gobernadora se hizo acompañar esta vez de un equipo de doctores que describieron también un dramático estado de cosas.
Entre esos médicos estuvo la doctora Laura Forman, Jefa de Medicina de Emergencias del Kent Hospital, quien afirmó que nunca había visto, en todos sus años de carrera, una situación como la que se está dando ahora en los hospitales por el COVID-19. “Esto se parece más a un campo de batalla o de refugiados”, dijo Forman, quien repitió varias veces que el COVID-19 es real, sus efectos son reales, y las muertes por esta enfermedad son reales.
Describió la difícil situación que vive el personal de salud en los hospitales, especialmente cuando deben acompañar a pacientes que están muriendo solos, porque sus familiares no pueden acompañarlos, y se ven precisados a utilizar sus teléfonos celulares para permitir que sus seres queridos puedan verlos por última vez a través de una videollamada.
Llamó la atención sobre el hecho de que todavía no se sabe por qué algunas personas superan el coronavirus con relativa normalidad mientras que otras se agravan y mueren. También señaló que el virus deja secuelas importantes y que ha habido casos de personas que luego de rebasar la enfermedad presentan derrames cerebrales, coágulos, problemas respiratorios severos y dolores crónicos.
La doctora Forman hizo hincapié en que no hay cura por el momento para el COVID-19, sino formas de mitigar sus efectos, por lo que pidió a los residentes de Rhode Island darle prioridad a la prevención y no darse por vencidos por la fatiga que causan las restricciones y reglas impuestas por causa del virus.
“Lo más efectivo que frena esta enfermedad son las cosas pequeñas que cada uno de nosotros podemos hacer cada dia, como ponernos las mascarillas, mantener el distanciamiento social, quedarse en casa, y no juntarse en grupos grandes. Todos tenemos colectivamente que ayudar a parar este virus. Es un sacrificio para prevenir el sufrimiento y las muertes”, manifestó.
En aras de garantizar una respuesta efectiva a la demanda en servicios de salud que podría sobrevenir, la gobernadora hizo un llamado a todos los proveedores de atención médica, todos los médicos y enfermeras del estado, a que “consideren la posibilidad de echar una mano”. Si usted es un personal de salud calificado y está dispuesto a aceptar un turno en uno de los hospitales del estado, visite SkillsForRI.com e inscríbase. “Necesitamos de su ayuda”, dijo Raimondo.
“Esta oleada llega en un momento difícil. Nuestros trabajadores de la salud no son inmunes al virus. Muchos de ellos han estado trabajando sin parar durante meses, están cansados y ellos y sus familias están obligados por los mismos requisitos que todos los demás a aislarse y ponerse en cuarentena cuando sea necesario. Esto ejerce presión sobre los niveles de personal, y será aún más difícil si tenemos que aumentar nuestra capacidad de respuesta y, ciertamente, si abrimos el hospital de campaña. Por favor, piense en estas enfermeras y médicos que arriesgan su salud y bienestar todos los días antes de que decida ir a una gran reunión social o quitarse la máscara con personas con las que no vive”.
Vaticinan una segunda ola “devastadora” de COVID-19 en RI
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