Para la gran mayoría de los estadounidenses, este fin de semana supuso el comienzo de medidas de flexibilización de la cuarentena, como el permiso para reuniones de grupos no muy numerosos y la reapertura de playas y parques.

Washington, 25 de mayo (EFE).- El tradicional fin de semana festivo del Día de los Caídos (Memorial Day) en Estados Unidos concluyó este lunes con preocupación por las imágenes de multitudes en las playas en medio de la pandemia del coronavirus, y los controvertidos llamados del presidente estadounidense, Donald Trump, a retomar la actividad.

A primera hora, el mandatario cumplió con la habitual visita al cementerio de Arlington (Virginia), junto con su esposa Melania, para rendir homenaje a los soldados que perdieron su vida en combate.

En un mensaje desde su cuenta de Twitter, Trump amenazó con trasladar la Convención Nacional Republicana de Carolina del Norte de agosto a otro estado del país a menos que se "garantice" la asistencia masiva pese a la preocupación por la pandemia del coronavirus.

"Amo al gran estado de Carolina del Norte, tanto que he insistido en celebrar la Convención Nacional Republicana en Charlotte a final de agosto". Desafortunadamente, el gobernador demócrata Roy Coooper todavía está en modo reclusión y es incapaz de asegurar que se nos permitirá una asistencia completa al estadio", dijo Trump en su cuenta de Twitter.

La convención republicana, el gran evento en el que el partido escoge a su candidato para las elecciones presidenciales de noviembre y que congrega a decenas de miles de asistentes, tiene prevista su celebración en Charlotte del 24 al 27 de agosto.

Trump exigió "una repuesta inmediata del gobernador sobre si se permitirá o no el rellenar el aforo completo".

"Si no, nos veremos forzados de mala gana a encontrar, con todos los empleos y desarrollo económico que ofrece, a otro lugar para la Convención Nacional Republicana", indicó.

GOLF Y TWITTER

Para la gran mayoría de los estadounidenses, este fin de semana supuso el comienzo de medidas de flexibilización de la cuarentena, como el permiso para reuniones de grupos no muy numerosos y la reapertura de playas y parques.

A la cabeza, el propio Trump, quien el sábado lo pasó jugando a golf, su deporte favorito, en su club en Sterling (Virginia), a las afueras de Washington, en la primera visita a unas de sus propiedades desde marzo pasado.

Desde Twitter, celebró el "descenso" en el número de contagios y muertes por el coronavirus en el país, pese a que sigue registrando el mayor saldo mortal en el mundo y roza ya los 100.000 fallecidos.

Instó, además, a las autoridades a avanzar en el proceso de reapertura al asegurar que "las escuelas deberían abrirse lo antes posible".

Estados Unidos contabilizó este domingo 1.640.972 casos confirmados de COVID-19 y 97.679 fallecidos a causa de la enfermedad, según el último recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

PREOCUPACIÓN POR LAS PLAYAS LLENAS

Con el levantamiento de las restricciones, y el buen tiempo del fin de semana en gran parte del país, millones de estadounidenses acudieron a las playas para pasar la jornada, con la que se da inicio informal al verano en Estados Unidos y una ocasión para estar en familia o participar en actividades al aire libre.

Sin embargo, las imágenes de multitudes en lugares públicos en todo el país han hecho sonar las alarmas entre los profesionales sanitarios por el temor a rebrotes.

Las playas en los estados de Nueva Jersey, Florida, Maryland, Georgia y Virginia mostraban gran cantidad de gente disfrutando del sol, así como en la costa del golfo en Texas, Luisiana y Alabama, y con ello la dificultad de mantener la distancia social.

"De nuevo recuerdo a todo el mundo que el coronavirus todavía no está controlado. Corresponde a cada individuo protegerse y proteger a su comunidad", dijo Stephen Hahn, director de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos en las redes sociales.

Asimismo, Deborah Birx, una de las doctoras líderes de grupo de trabajo de la Casa Blanca contra la pandemia, recordó la importancia del uso de mascarillas en lugares públicos y la necesidad de mantener el distanciamiento social.

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Washington, 21 de mayo (EFE).- El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos vinculó un tiroteo ocurrido este jueves en una base militar en Texas en el que murió el atacante con un acto de "terrorismo".

Según informó previamente la Armada, el incidente ocurrió sobre las 06.15 hora local (11.15 GMT) en la Estación Aérea Naval Corpus Christi y el tirador "fue neutralizado".

"Hemos concluido que el incidente de esta mañana en la Estación Aérea Naval Corpus Christi está relacionado con el terrorismo", informó en una breve declaración ante los medios Leah Greeves, una portavoz del FBI.

Greeves también indicó que están buscando "a una segunda persona de interés", aunque hizo un llamado a "mantener la calma".

Aunque las autoridades no han difundido demasiados detalles sobre el incidente, medios locales han informado de que el atacante trató de ingresar con un vehículo a la base, pero los uniformados le bloquearon rápidamente la entrada.

Fue entonces cuando salió del vehículo y abrió fuego contra los militares, tiroteo en el que resultó muerto.

En el incidente también resultó herido leve un militar, que ya ha sido dado de alta.

Este tiroteo ocurre días después de que el fiscal general de EE.UU., William Barr, anunciase que el FBI tiene pruebas que vinculan a Al Qaeda con el suboficial de la Fuerza Aérea saudí Mohammed Saeed Alshamrani, sospechoso de un ataque en otra base naval estadounidense.

Ese incidente ocurrió en diciembre en la base de Pensacola (Florida) y en el murieron tres personas, además de Alshamrani, y ocho resultaron heridas.

Según explicó Barr, el FBI logró acceder al dispositivo móvil de Alshamrani, que demostraría contactos con Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) -la rama yemení de la organización- antes y durante su estancia en Estados Unidos.

Alshamrani formaba parte de un contingente de soldados de la Fuerza Aérea saudí que recibía instrucción en bases militares de Estados Unidos.

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El minorista, que también es dueño de Bath & Body Works, informó de una pérdida neta de 296,9 millones en comparación con una ganancia de 40,3 millones del mismo periodo de hace un año.

Nueva York, (EFE).- La compañía matriz de Victoria’s Secret, L Brands, informó este miércoles de su tercera pérdida trimestral consecutiva y la cuarta caída consecutiva en las ventas (-37 %), ya que sus tiendas se vieron obligadas a cerrar debido a la pandemia del coronavirus, un golpe que le llevó a decidir el cierre definitivo de 250 tiendas en Estados Unidos y Canadá.

Así lo notificó la compañía sobre los resultados de su último trimestre fiscal, que finalizó el 2 de mayo, con unas ganancias por acción de 99 centavos de dólar y unos ingresos de 1.650 millones de dólares.

El minorista, que también es dueño de Bath & Body Works, informó de una pérdida neta de 296,9 millones en comparación con una ganancia de 40,3 millones del mismo periodo de hace un año.

Victoria's Secret planea así cerrar permanentemente unas 250 tiendas en Estados Unidos y Canadá en 2020, anunció L Brands, que también planea cerrar permanentemente 50 tiendas Bath & Body Works en Estados Unidos y una en Canadá, según la información que la compañía publicó como parte de sus ganancias trimestrales.

La noticia llega un día después de que otros minoristas anunciasen movimientos parecidos. Pier 1 Imports explicó planes para cerrar todas sus tiendas y JC Penney clausurará definitivamente 242 dentro de sus planes para salir de la bancarrota.

"Tenemos la intención de abrir las tiendas cuidadosamente, tomando medidas para garantizar la seguridad de nuestros clientes y asociados, y cumpliendo con las pautas gubernamentales", dijo L Brands, que espera que la mayoría de sus establecimientos estén abiertos a fines de julio.

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Desde hace más de un mes, Trump lleva exaltando las virtudes de la hidroxicloroquina, un medicamento utilizado contra la malaria, el lupus o la artritis severa, que se ha recetado a muchos pacientes de COVID-19 en todo el mundo, pero que aún forma parte de ensayos clínicos.

Washington, 18 de mayo (EFE).- El presidente Donald Trump reveló este lunes que toma hidroxicloroquina y zinc a diario desde hace más de una semana, porque ha oído "muchas cosas buenas" sobre su efecto contra el COVID-19, pero insistió en que tiene "cero síntomas" de la enfermedad.

"Me la estoy tomando, la hidroxicloroquina. Empecé a tomarla hace un par de semanas. No me va a hacer daño", dijo Trump a los periodistas al final de un acto en la Casa Blanca con representantes del sector de la restauración.

"Tomo una pastilla cada día, en algún momento pararé", agregó, tras aclarar que se refería tanto a la hidroxicloroquina como al zinc.

Desde hace más de un mes, Trump lleva exaltando las virtudes de la hidroxicloroquina, un medicamento utilizado contra la malaria, el lupus o la artritis severa, que se ha recetado a muchos pacientes de COVID-19 en todo el mundo, pero que aún forma parte de ensayos clínicos.

El mandatario explicó que comenzó a tomárselo porque quería, y porque escuchó "cosas buenas" sobre la enfermedad y preguntó a su doctor en la Casa Blanca qué le parecía, y este dijo que "si quería" podía recetárselo.

Trump subrayó que tiene "cero síntomas" de coronavirus y que se hace el test "cada par de días" y "siempre sale negativo", pero decidió empezar ese tratamiento porque "muchos doctores y enfermeras lo están tomando como prevención".

"Parece tener un impacto, y si no lo tiene, no te vas a enfermar y morir (...) Llevo tomándolo una semana y media y sigo aquí", agregó.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés) advirtió a finales de abril contra el uso de la hidroxicloroquina fuera de un hospital o un ensayo clínico, por el riesgo de desarrollar arritmias cardíacas.

Además, no hay pruebas suficientes de que la hidroxicloroquina funcione como profiláctico, para prevenir COVID-19, según un estudio publicado a finales de abril en el International Journal of Rheumatic Diseases.

La insistencia de Trump en promover la hidroxicloroquina para tratar el coronavirus ha generado tensiones en su Gobierno: un experto en vacunas, Rick Bright, denunció este mes que fue despedido de su trabajo en el Departamento de Salud por motivos políticos, tras expresar su preocupación por la exaltación de ese tratamiento.

Además, las alabanzas de Trump provocaron dificultades entre pacientes de artritis o lupus para conseguir hidroxicloroquina, y en marzo, un enfermo de coronavirus murió en Arizona después de ingerir una versión de ese químico que no estaba diseñada para el consumo humano, sino para limpiar acuarios.

El mandatario, que en abril ya generó polémica al sugerir que las inyecciones con desinfectante podrían ser un tratamiento contra el coronavirus, insistió en que no ha tenido contacto con pacientes de COVID-19.

Sin embargo, al menos dos funcionarios de su entorno han dado positivo en las últimas semanas en el test de la enfermedad, lo que llevó a Trump a mantener las distancias hasta este lunes con su vicepresidente, Mike Pence.

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