La semana que termina marca el final de un mes y el comenzar de otro. Igual, para mí, personalmente, el viernes primero de marzo marca el final de una etapa de mi carrera profesional y el comenzar de la próxima etapa.
Por los últimos dos años, para mí ha sido un privilegio abrir mis puertas y brindar mis servicios legales a la única comunidad que he podido llamar mi comunidad desde que nací: el Sur de Providence. Comenzando el primero de marzo, seré el director de una junta nueva, el cual se dedicará a supervisar y mejorar las relaciones entre la comunidad y la policía de Providence.
Al comenzar esa nueva posición, tendré que despedirme del trabajo al que me dedicado por los últimos dos años: ser el abogado de la comunidad en mi propia oficina privada. Aunque he vivido mi vida entera en el Sur de Providence y aunque he visitado muchos de los negocios que existen en la avenida central conocida como “La Broa,” en realidad nunca pude agradecer el esfuerzo que hace cada uno de esos negocios hasta que yo tuve mi propio negocio.
Entonces, antes de marcar mi último día como un “empresario,” me gustaría compartir mis reflexiones y las 3 lecciones que he aprendido durante estos últimos dos años.
#1 – Tener mi propio negocio ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Antes de ser dueño de un negocio, por lo general uno no piensa en cómo llegan los productos a nuestros vecindarios ni a nuestros restaurantes. Uno nunca tiene que pensar en cuánto cuesta una promoción o una licencia. Mas, sin embargo, cuando uno decide abrir una empresa, uno aprende, como me dijo el amigo Oscar Mejías “más en 10 días de lo que puede aprender en 10 semestres en una universidad.” Personalmente, les puedo confirmar que es cierto lo que dice el hermano Mejías. El mejor maestro en la vida es la experencia y siento que cada ser humano debe de tratar, por lo menos una vez, de tener su propio negocio para saber lo que es construtir algo de la nada y mantenerlo cada día.
#2 – El secreto para triunfar en el negocio está en una palabra: ajustar. Lo único que es constante en la vida es el cambio. Para poder tener éxito en el negocio, uno tiene que poder ajustarse a la realidad de la economía (nacional y local) cada día. No es necesario que uno sepa cómo hacer todo, como por ejemplo, entender contablidad, mercadeo y también las técnicas de su profesión. Pero sí es necesario tener en mente cómo está cambiando el mundo cada día, y cuáles personas o servicios son necesarios para darle la bienvenida a esos cambios.
#3 – La humildad es clave. Tal vez es la impaciencia que viene con ser un “milenial” en esta época, pero no todos los días son fáciles cuando uno tiene un negocio. Hay mucha espera y a veces no salen las cosas como uno quiere. Pero tener un negocio es un proyecto de largo plazo y a veces una semana que comienza mal un lunes, puede terminar de maravilla el viernes. Inverte en ti y en tu comunidad. Si tú no lo haces, nadie lo hará.
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