Mike Trout es un nombre que debe ser bien conocido entre todos los amantes del beisbol de grandes ligas. Simplemente es el mejor jugador del planeta, hasta el punto de que, si se retirara hoy, sin haber cumplido 30 años, no albergamos dudas de que en su momento sería elevado al Salón de la Fama de Cooperstown.
Mickey Mantle es mucho menos conocido por la presente generación de fanáticos del beisbol, pero su historia está ahí y posee un nicho en el Salón de los Inmortales, y en el corazón de los amantes del beisbol.
Jasson Domínguez es un joven dominicano, nacido en Esperanza, Valverde, tierra de sol y arroz, hace 18 años y 87 días, el 7 de febrero del 2003. Domínguez fue firmado por los Yanquis de New York en el draft de junio del 2019 otorgándole casi el presupuesto completo que el equipo tenia para invertir, 5.1 millones de dólares de 5.4 millones.
Cuando los entendidos y cazatalentos hablan de un pelotero joven siempre buscan compararlo con otros que lo han precedido y que han brillado en el juego. En el caso de marras dicen que las herramientas de Jasson Domínguez recuerdan a los jóvenes Mickey Mantle y Mike Trout.
Quizás sea abusivo poner sobre los hombros de este imberbe esta comparación con estos dos superpeloteros; pero recordemos que cuando hablamos de prospectos nos referimos a herramientas crudas, potenciales, que deben irse perfilando poco a poco, como el diamante, que antes de ser luz es carbón.
Ya que el pasado año no hubo actividad en las ligas menores por la pandemia, aun nuestro protagonista no ha tomado un turno oficial como profesional y ya es ranqueado como el prospecto No. 1 de los Yanquis, el No. 27 de MLB y No. 35 de la revista especializada BASEBALL AMERICA.
De todas maneras, Jasson Domínguez, apodado “El Marciano”, porque sus habilidades no son de este mundo, según los entendidos, tiene todo un trayecto por recorrer, que aun no comienza, porque los jerarcas de los Yanquis no han decido cuando será su debut, aunque sus entrenadores más próximos estiman que el ascenderá rápidamente por los circuitos minoritarios hasta llegar al último escalón que es el equipo madre.
Esperemos que esas potencialidades extraordinarias se desarrollen plena y armónicamente y que Jasson Domínguez se convierta en el diamante del beisbol que todos anhelamos.
Hasta una próxima entrega.
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