Llegamos a París y, como siempre, la encantadora y romántica capital llena de edificios muy uniformes en su arquitectura otra vez asombró nuestras miradas. No habíamos ido en verano, y vimos que la ciudad queda muy sola de parisinos, y está llena de turistas.
Los motivos para realizar un viaje suelen ser muy variados; hay quienes lo hacen en turismo de salud, otros por trabajo, son muchas las travesías al encuentro de un amor, miles viajan para rencontrarse con familiares, algunos por simple aventura, sin dudas ningunas hay quienes van por pan, y lo más triste, esos, los que se dan de manera no puntual, tan sólo para despedir a un ser querido que partió en un viaje sin regreso.
Imposible señalar una a una las razones por las que tanta gente en el mundo se desplaza por agua, mar o tierra; ya sea por barcos, yolas, carros, trenes, autobuses, bicicletas, aviones, y muchos otros medios de transporte, con o sin equipaje.
Nos incluimos en los reencuentros familiares, pues nos fuimos a visitar el hogar de una de nuestras hijas, compartiendo con su esposo invaluables momentos junto nuestros nietos. En nuestro caso viajamos hasta Europa, fuimos al país más visitado en el mundo: Francia. Se habla de que unas 82,6 millones de personas aproximadamente llegan cada año consolidando su posición cimera en el turismo mundial.
Llegamos a París y, como siempre, la encantadora y romántica capital llena de edificios muy uniformes en su arquitectura otra vez asombró nuestras miradas. No habíamos ido en verano, y vimos que la ciudad queda muy sola de parisinos, y está llena de turistas. Ellos viajan al interior del país y la verdad es muy diferente en invierno, no sólo por las temperaturas, es porque muchos establecimientos comerciales cierran y toman vacaciones.
Tuvimos la oportunidad de conocer una parte importante del sur de Francia, Aix-en-Provence, una ciudad francesa, antigua capital de la región histórica de Provenza, cuna del famoso pintor Paul Cezanne; una ciudad turística, conocida por su autenticidad, su patrimonio arquitectónico y sus festivales de arte lírico. Su Catedral gótica en la rue J. de la Roque, frente a la Universidad, sus museos, la belleza de sus viejas calles angostas, sus mercados, tiendas. Repetiría la experiencia una y otra vez sin cansarme. Por sus innumerables y hermosas fuentes es llamada la Ciudad de las Mil Fuentes, en una exageración de la realidad.
También tuvimos el privilegio de visitar a Avignon, denominada en una ocasión “La otra Roma”, porque durante alrededor de 70 años, en el siglo XIV fue la residencia de siete papas de la Iglesia católica. El centro histórico de Avigñón, una verdadera joya, con el Palacio Papal, conjunto episcopal y puente de Avigñón. El puente de Avigñón (en francés, Pont d’Avignon), también conocido como el Pont St-Bénézet, es un famoso puente medieval sobre el río Ródano, todo ello en el sur de Francia. Forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde el año 1995, junto con el Palacio de los Papas, la catedral y Petit Palais, además de las antiguas murallas de la ciudad. Representa el desarrollo técnico alcanzado en el siglo XII, y es conocido también por una famosa canción infantil francesa, Sur le Pont d’Avignon.
Hasta aquí, la reseña de nuestro viaje por Paría, "la Ciudad Luz". Recuerda: “Vivir no se posterga.” “El que ama protege”. Seguimos en Orden Divino. ¡Hasta un próximo encuentro! Mi correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. twitter @jnormarodriguez, Instagram @jnormarodriguez y en Facebook
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