Sé valiente para enfrentarte a las adversidades y cuelga la capa del querer saberlo todo y resolverlo todo, porque sabiéndote necesitada (o) cabalgarás en lo insólito de la ayuda, de la soledad o el abandono.
Con la capa de la Mujer Maravilla, vivimos muchas veces, pero hay días en que somos nosotras, las mujeres, las que necesitamos un héroe que nos salve. Hemos de soltar, pues, esa capa que pesa tanto y darnos la oportunidad de caminar descalzas, libres de ataduras, prejuicios, de obligaciones, del qué dirán...
Aunque la vida tarde o temprano te pasa factura, procura, eso sí, amar de verdad, ser generoso, respetuoso, justo, misericordioso, bondadoso. Algunos darán las gracias, otros ni se acordarán, y eso es lo de menos, pues lo importante es que tú hayas dado de ti, sin esperar nada a cambio.
Algunos te ignorarán, otros te aplaudirán. Algunos te odiarán, muchos te amarán. Que te ame y te acepte el que quiera, total, si te amas tú, no necesitas migajas de nadie, y lo mejor es que desde el principio Dios te amó y te amará, mas no abuses de su misericordia y bondad.
No finjas fortaleza, cuando ya no puedes más. Ser débil no te hace menos, sino más fuerte y más humana. La hipocresía es de cobardes, y chismosos y mentirosos son aquellos que se arropan con esta sábana, porque ven sombra donde hay luz, maldad donde hay bondad.
Procura, pues, andar con una sola cara, y no doble careta para no contaminar y crear un océano de iniquidad. No quieras aparentar ser lo que no eres, pues hay rendijas por donde siempre se escapará la esencia de lo que hay en ti. Por más que quieras ser manso cordero, la sombra de la muerte te rodea y dejará ver lo de lobo qué hay en ti.
Ama, abraza, saluda, da gracias, un por favor, una llamada, un mensaje de texto, una carta, aunque ya casi no se usa, regala algo de ti a alguien sin que sea su cumpleaños, hazle saber lo importante que es, sin dejarte saber a ti primero que eres único e igual de valioso, por lo tanto, regálate a ti mismo o a ti misma, lo mejor.
Llegó el tiempo, tu tiempo de cuidarte y mimarte, de ver en ti el valor que encierras, que eres sensible, que eres frágil y necesitas descansar, por eso cuando reconoces tu valor, tus necesidades, entonces eres más fuerte y serás más feliz.
Olvídate del deber y muévete con la pasión que emana en tu corazón. Cuando lo qué haces, lo haces con pasión, brillará la fuerza del amor y el deber no será deber sino placer. Sonríe cual libre es el viento que sopla, brilla espléndida como el sol y date permiso de llorar si tu alma lo necesita. Sé valiente para enfrentarte a las adversidades y cuelga la capa del querer saberlo todo y resolverlo todo, porque sabiéndote necesitada (o) cabalgarás en lo insólito de la ayuda, de la soledad o el abandono. Todo sucede por algo en la vida, y todos vamos construyendo castillos con historias inconclusas, otras con puntos finales, pero siempre escribiendo nuevas páginas y todos de una forma u otra somos protagonistas de guiones compuestos por nosotros mismos. Por eso tu historia te pertenece, y de ti depende cómo quieres que sea el punto final.
No juzgues, no condenes, sé humilde y sencillo, la arrogancia y prepotencia es un abismo a vivir en la condena de la defensiva, convirtiéndose en odio y amargura. Así que vive, vive amando y perdonando. Vive, porque solo tenemos esta oportunidad para hacer de la vida un jardín de Edén, donde las capas de héroes se visten de amor.
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