Cada quien su vida, cada quien su cruz

Opinion
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La familia se construye en armonía con las normas impuestas por la sociedad y bajo la ley suprema del Todopoderoso. Si no actuamos bajo estas premisas, al final recogeremos  lo que hemos estado sembrando. Gracias a Dios en casi la mayoría de nuestros países tenemos deberes pero también derechos adquiridos, gracias a  “La Declaración Universal de los Derechos Humanos”; sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Debemos prestar atención y actuar con cautela en los valores que transmitimos a nuestra familia; estamos llamados a formar bien,  sobre todo en una auténtica comunidad de amor, fortalecida, fiel, fraternal, de manera tal que nuestro rol de formadores tenga resultantes con saldos más positivos; es cierto que criar no es una ciencia, pero las estadísticas se cuentan mejor cuando, tanto padres, docentes y medio ambiente tienen sanidad.

Por ahí leí: “No se trata solamente de tener unos hijos bien educados, en la práctica de las virtudes y valores humanos. Debemos darle una formación con proyección para que ellos puedan reeditar lo aprendido en los roles que tengan que desempeñarse  en sus vidas. Se trata de educarlos también, para que ellos puedan formar en el futuro una familia que tenga hijos fuertes, bien educados. Por eso la formación de los padres son los cimientos que soportarán la educación de sus hijos y por lo tanto, de la sociedad en general. La educación de los hijos comienza con la de sus padres y abuelos”.

Uno de los obstáculos que enfrentamos es, sin lugar a dudas, el tema de la administración del tiempo. Esta agitada vida de trabajo y compromisos sociales  interfiere mucho, siendo los más afectados los padres jóvenes, convirtiendo en víctimas a sus propios hijos que no reciben ni cantidad, ni calidad del preciado tesoro del tiempo, sino el cansancio que no les permite tener la paciencia, con los hijos demandantes.

A ninguno de nosotros que se inicie en el rol de Papá y Mamá, ni menos a los llamados veteranos, por antigüedad en el servicio, se les ha entregado ni se nos entregará un certificado de garantía por la buena crianza, más es muy satisfactorio saber que dimos lo mejor de nosotros mismos. La responsabilidad no termina porqué alzan el vuelo los retoños. Nuestra labor continúa hasta el fin de nuestros días.

“Vivir no se posterga.” El que ama protege”.  Seguimos en Orden Divino.  ¡Hasta un próximo encuentro! Mi correo: julianormarodriguez@poder1110.com. Twitter: @jnormarodriguez. Instagram: @jnormarodriguez y en Facebook: Julia Norma Rodríguez.

Julia Norma Rodríguez
Author: Julia Norma RodríguezEmail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Comunicadora.

La familia se construye en armonía con las normas impuestas por la sociedad y bajo la ley suprema del Todopoderoso. Si no actuamos bajo estas premisas, al final recogeremos  lo que hemos estado sembrando. Gracias a Dios en casi la mayoría de nuestros países tenemos deberes pero también derechos adquiridos, gracias a  “La Declaración Universal de los Derechos Humanos”; sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Debemos prestar atención y actuar con cautela en los valores que transmitimos a nuestra familia; estamos llamados a formar bien,  sobre todo en una auténtica comunidad de amor, fortalecida, fiel, fraternal, de manera tal que nuestro rol de formadores tenga resultantes con saldos más positivos; es cierto que criar no es una ciencia, pero las estadísticas se cuentan mejor cuando, tanto padres, docentes y medio ambiente tienen sanidad.

Por ahí leí: “No se trata solamente de tener unos hijos bien educados, en la práctica de las virtudes y valores humanos. Debemos darle una formación con proyección para que ellos puedan reeditar lo aprendido en los roles que tengan que desempeñarse  en sus vidas. Se trata de educarlos también, para que ellos puedan formar en el futuro una familia que tenga hijos fuertes, bien educados. Por eso la formación de los padres son los cimientos que soportarán la educación de sus hijos y por lo tanto, de la sociedad en general. La educación de los hijos comienza con la de sus padres y abuelos”.

Uno de los obstáculos que enfrentamos es, sin lugar a dudas, el tema de la administración del tiempo. Esta agitada vida de trabajo y compromisos sociales  interfiere mucho, siendo los más afectados los padres jóvenes, convirtiendo en víctimas a sus propios hijos que no reciben ni cantidad, ni calidad del preciado tesoro del tiempo, sino el cansancio que no les permite tener la paciencia, con los hijos demandantes.

A ninguno de nosotros que se inicie en el rol de Papá y Mamá, ni menos a los llamados veteranos, por antigüedad en el servicio, se les ha entregado ni se nos entregará un certificado de garantía por la buena crianza, más es muy satisfactorio saber que dimos lo mejor de nosotros mismos. La responsabilidad no termina porqué alzan el vuelo los retoños. Nuestra labor continúa hasta el fin de nuestros días.

“Vivir no se posterga.” El que ama protege”.  Seguimos en Orden Divino.  ¡Hasta un próximo encuentro! Mi correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Twitter: @jnormarodriguez. Instagram: @jnormarodriguez y en Facebook: Julia Norma Rodríguez.

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