"Que yo fuera el único juez hispano causaba disgusto"

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 "En un ambiente donde soy el único hispano que ejerce autoridad sobre otros, todo lo que hago o digo, resalta. Yo soñaba con hacer cambios para propiciar un ambiente más justo y una justicia más inclusiva. Este caso fue iniciado contra mí para forzar mi renuncia", afirmó el ex juez Rafael Ovalles.

PROVIDENCE, RI.-  El ex juez de la Corte de Distrito de Rhode Island, Rafael Ovalles, afirmó que las acusaciones levantadas en su contra, que lo llevaron a ser procesado judicialmente y terminaron con su renuncia al cargo que ocupó por más de 10 años, se originaron en el hecho de ser el único hispano en un organismo donde históricamente no hubo,  ni hay, una persona de minoría en posición de poder.

“¿Que yo fuera el único hispano influyó en este caso? Claro que sí. Todo lo que yo hacía o decía, resaltaba, ya que era el único hispano entre un grupo de 82 jueces”, sostuvo Ovalles, quien es de origen dominicano.

Tras un proceso de más de dos años por alegadas inconductas en su ejercicio como juez -las cuales nunca fueron probadas, según enfatiza- Ovalles presentó su renuncia, y su caso fue descartado por la corte. 

Entrevistado en exclusiva por Acontecer Latino, el jurista reveló que, en lo adelante, se dedicará a la práctica privada como abogado. A continuación, los detalles de la entrevista: 

Acontecer Latino (AL): ¿En qué se basaron las acusaciones en su contra?

Rafael Ovalles (RO): La acusación más desagradable fue si es verdad que el doctor Ovalles se quitaba los pantalones en la Corte y que, si en algún momento, él permitió que alguien pudiera verlo de tal manera, causando incomodidad en esa persona. Te diría que es una falsa acusación que fue inventada y filtrada a los medios de comunicación, como el Canal 10, para desacreditarme. El video donde hay manos enganchando un pantalón en una percha detrás de una puerta fue creado por el canal 10. No es mi pantalón, no son mis manos, no es mi recámara. Claro, que demandé al Canal 10 y esta demanda está pendiente. Después de interrogar a cerca de 150 personas que me rodeaban en el trabajo en el transcurso de 10 años y medio, más de 50 testigos en el juicio, más de 300 piezas de evidencias presentadas en un juicio de seis semanas, no hubo ni una sola mujer ni un solo hombre que pudiera atestiguar o verificar que me vio vestido inapropiadamente.

Esa fue la versión que se filtró a los medios en febrero 23 de 2015 y que estuvo circulando por dos años y medio para después concluir en que fue una dramatización que se hizo, pero nunca dijeron que fue un video recreado. El caso fue descartado el 30 de octubre de 2017 y quedé completamente libre de todas las acusaciones. Todas estas acusaciones del vestuario inapropiado fueron una mentira.

 AL: Cómo le ha afectado esto, humana y profesionalmente?

RO: Los últimos tres años han sido una gran batalla para defender mi integridad,  mi carrera profesional y el buen apellido de mi familia y, como he dicho en otras ocasiones, también esto ha sido una jornada de fe, porque jamás yo hubiese podido aguantar lo que he superado en esto, lo que he sufrido, sino hubiese sido por la misericordia de Dios. También esto conlleva daños económicos, a la familia de uno, a las amistades y a mi propia persona. Son cosas que duran con uno toda una vida. Otra cosa de la que me acusaban era que yo tomaba siestas y dieron la impresión de que no cumplía con mi trabajo. Este es un estereotipo que se utiliza contra los hispanos para sembrar la impresión de que somos perezosos. Yo vine a este país a los 10 años de edad, y ya a los 14 trabajaba en una fábrica, la Coto-Coil, por hasta más de 40 horas. Aquí yo he trabajado en fábricas, lavé platos en hoteles, fui cajero en una gasolinera; trabajé en jardinería, limpieza de edificios, fui asistente de mesero, de mecánico y de profesor. A los 21 años estaba dando cátedras universitarias en historia norteamericana. Eso de decir que era perezoso, me dolió bastante. El promedio de casos que me asignaban a mi eran de 80 a 90 casos y es común durante la hora de almuerzo, en su recámara privada, que un juez se tome una siesta. Debo precisar que yo hacía eso, como lo hacían también los otros jueces, en mi tiempo de descanso. En 10 años y medio trabajé en 250 mil casos con un índice de resolución de 98% en el tiempo debido, comprobado en estadísticas de la Corte Suprema de Rhode Island.

AL: ¿Usted cree que su origen hispano influyó en todo esto?

RO: En toda la historia de Rhode Island yo fui el único juez hispano y desde que me gradué, en 1990, de la Escuela de Leyes de Boston University, yo he abogado por los derechos de los latinos. En 1992, a dos años de graduarme, empecé a hablar públicamente de la falta de intérpretes hispanos en las cortes del estado. En mayo de 2012 di una entrevista al Providence Journal donde reiteré públicamente la gran ausencia de latinos contratados como empleados en las cortes de Rhode Island. Estas observaciones fueron el principio de mi caída. En un ambiente donde soy el único hispano que ejerce autoridad sobre otros, todo lo que hago o digo, resalta. Yo soñaba con hacer cambios para propiciar un ambiente más justo y una justicia más inclusiva. Una de las cosas que hice fue exigirle a los empleados llegar a la hora en punto. Con eso incomodé a muchos empleados en el tribunal. La segunda cosa fue con los abogados que trabajan privadamente como asistentes fiscales. Les pedí no presentar casos públicos y defender casos privados a la misma vez. Estas personas nunca habían tenido a un hispano en una posición de superioridad y esto les reventaba a muchos. Cada cosa que hacía o decía era examinada y escudriñada por los empleados y abogados de la corte para hacerme ver que era una persona “rara”. Como pueden ver, fue un ambiente difícil para trabajar. Un juez tiene que supervisar. Un hispano diciendo lo que hay que hacer causa disgusto y resentimiento. Este caso fue iniciado contra mí para forzar mi renuncia.

AL: ¿Lecciones aprendidas con este proceso?

RO: Me doy cuenta que tenemos que trabajar para ocupar el lugar que a cada uno de nosotros nos corresponde. Hay gran necesidad de abogados capacitados como yo. Algunas personas se preguntan por qué renuncié. Que yo pudiera renunciar es un privilegio. Esto lo pude lograr por el gran triunfo que tuvimos en este juicio, porque si mis acusadores hubiesen tenido pruebas de culpabilidad la corte suprema de Rhode Island jamás me hubiera permitido renunciar y mantener mi licencia para ejercer como abogado. Por el contrario, me hubiesen acusado de cosas mucho más serias.

Esta experiencia me reafirma que los latinos tenemos que participar en los procesos económicos, políticos y judiciales de este estado. Nosotros participamos fuertemente en la economía de este país. No lo pensamos para trabajar, ocho, 10, 14 o 16 horas al día. Muchos de nosotros ponemos negocios, arreglamos edificios viejos para ponerlos a producir y pagar impuestos para estimular y hacer crecer la economía. Necesitamos participar más en la política. Hemos dado grandes pasos pero necesitamos avanzar más. Las personas que califican para naturalizarse deben hacerlo, para que puedan ejercer el voto. En ese juicio en el que estuve entre 15 personas como jurado y el juez presidente, no había una cara hispana, ni como secretaria, ni como mecanógrafo, ni como guardia de la corte. Ni una sola persona, donde la población latina aquí es de un 15 a 16% sin incluir los que no participan en los conteos. El sistema judicial no funciona por su propia cuenta. Es la ciudadanía que, por medio de una participación laboriosa, hace que el sistema funcione.

Claro que hay cosas en las que uno se ha equivocado y si uno pudiera volver al pasado hay cosas que hubiese hecho de manera diferente. Por ejemplo, quise disculparme con algunas personas, pero no se me permitió. Renuncié porque me di cuenta de que los empleados estaban resentidos contra mí y, después de un largo desacuerdo por los cambios que yo pedía, por medio de muchos esfuerzos, se cambiaron los reglamentos.

 AL: ¿Qué hará de aquí en lo adelante?

RO: Gracias a Dios tengo mi licencia para ejercer, buena salud y una oficina (en Providence) donde puedo trabajar. Con Dios delante y si mi comunidad latina me da la oportunidad de trabajar, el futuro es brillante para todos. Yo trabajé leyes por 15 años y fui juez por 12 años. Representé miles de casos en áreas como mala práctica médica, accidentes laborales, bancarrota, divorcios, adopciones, pensión conyugal, violencia doméstica, préstamos, hipotecas, y todo tipo de casos penalistas. Sin ninguna arrogancia, yo sé como funciona el sistema judicial. Tengo 53 años, soy padre de familia e inmigrante y sé lo que es trabajar.

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