"He trabajado duro para dejarle algo a mis hijos"

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Administrado por su propietario, Manuel Delgado, La Gran Parada es un ícono entre los restaurantes de comida criolla dominicana en la capital de Rhode Island, marcando una diferencia dentro de los negocios de su tipo en el área.

PROVIDENCE, RI.- Anclado en el corazón de la Broad Street, una de las calles más populosas de esta ciudad, se encuentra el Restaurante La Gran Parada, un símbolo de tradición familiar que se ha mantenido a través del tiempo en el gusto de su clientela.

Administrado por su propietario, Manuel Delgado, La Gran Parada es un ícono entre los restaurantes de comida criolla dominicana en la capital de Rhode Island. Desde su fachada y diseño exterior hasta su distribución y decoración interna, el establecimiento marca una diferencia dentro de los negocios de su tipo en el área.

“Con la experiencia que yo había adquirido, trabajando en restaurantes en Nueva York, yo tuve la idea de hacer algo diferente aquí en la Broad”, explica Delgado, dominicano, oriundo de Santiago de Los Caballeros, que llegó a vivir a Providence en 1987.

Su papá, Fabio Delgado, fue el primero en abrir el restaurante, en 1985. Luego de trabajar a su lado por varios años, Manuel adquirió la empresa cuando su padre decidió retirarse del negocio, en 1995. Su gran orgullo hoy en día es decir que la Gran Parada se distingue, sobre todo, por su sazón, y en este sentido le da todo el crédito a su cocinera estrella, doña Carmen Valdez, a quien llama cariñosamente “gerente de la cocina”, y quien ha laborado en este negocio por espacio de 15 años. “Ella es más que una empleada. Es como mi familia”, dice Delgado, con firmeza, al tiempo de destacar que el restaurante basa su comida en condimentos naturales.

Evolución

La bonanza del presente es producto del trabajo duro del pasado. El restaurante comenzó con algunas mesas en un reducido espacio y a través de los años ha ido creciendo hasta convertirse en lo que es hoy, un concurrido lugar de expendio de alimentos para el cual laboran unas 24 personas.

Aunque sabe que tiene una clientela fiel –como Eddy Severino, para citar solo un caso, que ha comido aquí día tras día durante casi 30 años- La Gran Parada no se duerme en sus laureles. El restaurante ha introducido variaciones en su menú para ampliar su oferta, creó un sitio web desde el cual se podrá hacer órdenes en línea. También ha modernizado su central telefónica para mejorar el servicio de pedidos y trabaja diariamente en elevar la calidad de su atención al cliente, consciente de que, debido a la gran demanda de pedidos cada día, es usual que se formen largas líneas dentro del restaurante, un área de mejora en la que ya empezó a hacer ajustes.

Dentro de sus planes a futuro en el mediano y largo plazo están tomar las órdenes en las mesas, y crear un patio español para servir las comidas al fresco durante las temporadas cálidas. “Nuestra meta es mantener a nuestros clientes complacidos. Tratamos de darles siempre todo lo mejor”, sostiene Delgado.

Determinación

Delgado refiere que está “extremadamente orgulloso” del crecimiento que ha tenido su negocio, y agradece el apoyo de la comunidad, que mantiene su preferencia por la variedad de platos que ofrece su restaurante. Narra que comenzó a trabajar en el mundo de la gastronomía a la edad de 14 años, laborando en un restaurante irlandés, en la ciudad de Nueva York.

Fue allí donde adquirió conocimientos en todo lo relacionado con el manejo de este tipo de actividad comercial, siendo las compras el área donde más se desarrolló, lo que luego le serviría de plataforma para iniciar su propio negocio. El empresario recuerda que cuando se le presentó la oportunidad de adquirir el negocio, después de trabajar por varios años, lo compró sin dudarlo, invirtiendo en ello todos sus ahorros.

Como todo comienzo, al principio no fue fácil, especialmente porque se enfrentó al desafío de echar hacia adelante un negocio con deudas y sin liquidez monetaria. En esas circunstancias, se vio obligado a solicitar crédito y refiere con gratitud que las primeras mercancías las tomó a crédito en Quisqueya Market y Quality Beef.

Siempre tratando de innovar en el negocio de la comida criolla hispana, y a pesar de que tenía pocos recursos, Delgado dice que pudo hacerle algunas remodelaciones al negocio. Contrató más empleados y diversificó y amplió su menú, incluyendo una variedad de platos con precios asequibles. Con muchos sacrificios personales las cosas fueron cambiando económicamente para él, hasta que pudo comprar el edificio donde hoy funciona el restaurante.

En definitiva, la historia de La Gran Parada Restaurant es un testimonio de determinación, fe, disciplina, y trabajo arduo, tanto para Manuel Delgado, como para todas las personas que han pasado por el restaurante, y no hay nada mejor que eso para él, según sus propias palabras.
 

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